A casi 10 años de que fue asesinada Marisela Escobedo Ortiz, cuando protestaba por el crimen de su hija en el exterior del Palacio de Gobierno de Chihuahua, el Congreso del Estado exhortó al Poder Ejecutivo que se erija un monumento en su memoria.
La activista fue asesinada de un balazo en la cabeza la noche del 16 de diciembre de 2010, cuando intentaba llegar a la puerta principal del Palacio de Gobierno, frente al cual, se encontraba ‘plantada’ exigiendo la detención de su yerno Sergio Barraza Bocanegra, quien había descuartizado y calcinado a su hija Rubí el mes de agosto de 2008.
Durante la sesión ordinaria que se celebró por la vía digital, se aprobó la propuesta del diputado del PVEM, Alejandro Gloria González, en la que se exhortó al Ejecutivo estatal para que se erija un monumento en honor a Marisela Escobedo Ortiz en las inmediaciones del Palacio de Gobierno, a fin de elevar su recuerdo y honrar su memoria y su lucha contra el feminicidio y las desapariciones de mujeres.
Dentro de su iniciativa, el legislador hizo un llamado a los integrantes de la Sexagésima Sexta Legislatura del Congreso, con la finalidad de expedir un decreto, a fin de inscribir el nombre de Marisela Escobedo Ortiz con letras de oro en los Muros de Honor del Recinto Legislativo, en Sesión Solemne para tal efecto.
“La figura materna es el símbolo de amor incondicional, protección y cuidado; nos impacta a todos en general y determina nuestras relaciones interpersonales a futuro. Al evocar esta imagen, es inevitable que pensemos en el amor, fortaleza y seguridad que nos han transmitido nuestras madres, hermanas, tías y abuelas en un abrazo”, expresó.
Sostuvo que Marisela Escobedo fue una madre valiente y ejemplar, que recorrió distancias vistiendo nada más que un cartel con la foto de su hija Rubí Frayre Escobedo, porque se sentía desnuda y desprotegida por quienes le debieron impartir justicia.
“La imagen de aquella madre que desfallece cuando liberan al asesino de su hija, pero que con la misma rapidez se levanta para seguir peleando y exigiendo sin miedo a nadie. Marisela Escobedo Ortiz, no es tan diferente de las mujeres chihuahuenses: mujeres fuertes, trabajadoras, amorosas y valientes, que se hacen cargo de sus familias sin dudar, sin quejarse; lo que la hizo diferente, fueron las circunstancias que pusieron a prueba esa determinación de madre, siempre tuvo como objetivo que el feminicidio de Rubí y de muchas jovencitas más, no quedara en el olvido, en la insolencia de la impunidad”, agregó.
Gloria González refirió que la activista “hombro con hombro” de otras mujeres, marchó, exigió y habló siempre de las injusticias y de las fallas: no pudieron callarla mientras estuvo viva, sin embargo, vergonzosamente su vida tuvo el mismo fin que el de su hija, pero en un lugar inimaginable, en un lugar que pensamos inviolable: en las puertas de Palacio de Gobierno. Aquella mujer dio literalmente su vida en el esfuerzo por que el feminicida de su hija, no quedara en las calles y que no victimara a una más”, apuntó.
En ese entonces, explicó, se habló mucho del sistema penal acusatorio, el que se “alababa” que colocaba a Chihuahua como punta de lanza en el país, “pero fue el que exhibió las fallas y debilidades que venía arrastrando la impartición de justicia en el estado.
“Exhibió la falta de profesionalización de las corporaciones y los vicios ya arraigados al realizar la investigación del delito”, resaltó el diputado, al referirse a la libertad que los jueces le otorgaron al homicida, pese a que éste se había declarado culpable.
RLO