El 27 de febrero del año 2011, hace un par de días, MILENIO me publicó por vez primera una aportación, misma que se ha mantenido ininterrumpidamente todos los domingos. El Arq. Héctor Benavides, quien me introdujo con Luis Petersen y Horacio Salazar, forman un trío a quienes agradezco muy sinceramente la oportunidad de poder realizarlo cada semana. Por supuesto el agradecimiento es extensivo a la institución de MILENIO. Para todos ellos esta entrega de cuarto aniversario.
El pasado viernes 20 de febrero se presentó una bonita conjunción planetaria sobre el cielo observable de nuestra ciudad, gracias al predominio despejado de nuestro clima esa noche, tuvimos la oportunidad de ver muy cerca, uno de otro, a nuestro satélite natural, la Luna y los planetas más cercanos a la Tierra, hacia el interior (desde la Tierra hacia el Sol) y por su parte, uno hacia el exterior (desde la Tierra hacia el espacio exterior de nuestro sistema planetario), es decir a Venus y Marte respectivamente. Los astrónomos amateurs saben de sobra lo difícil que es la coexistencia de un cielo despejado en periodo de Luna nueva y que además coincida con un fin de semana para realizar observación o fotografiar nuestros cielos nocturnos.
Otra ventaja de este fenómeno es que al ser objetos brillantes y fácilmente identificables, hicieron un evento perfectamente observable desde la ciudad iluminada por su infinidad de luces, que generalmente afectan la observación de otro tipo de cuerpos celestes no tan brillantes como estos.
Debo confesar que llegué tarde para instalar la cámara, la conjunción se perdía ya por el horizonte del poniente de la ciudad, sin embargo, logré esta imagen utilizando para ello una cámara Canon 6D a la que acoplé un lente Zoom de 70-200 mm que llevaba puesto un extender 2X para lograr un largo focal de 400 mm, sobre un tripié, fotografiando con ISO 8000, a f/5.6 y una velocidad de 1/8 de segundo.
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