Bebé prematura sobrevive pese a pronóstico negativo durante emergencia sanitaria

La recién nacida tuvo que permanecer 51 días en el área de cuneros patológicos, debido a la potabilidad de complicaciones.

Con casi tres meses de edad, Sofía superó todos los pronósticos. (Archivo)
Blanca Valadez
Chihuahua /

Sofía nació a las 29 semanas de gestación, con un peso de un kilo 500 gramos. Tenía “pocas posibilidades de sobrevivir, existía el riesgo de que todos sus órganos fallaran, que desarrollara problemas cerebrales, pulmonares e infecciones que la llevaran a la muerte”, según informó el médico Julio Mosqueda Luján a los padres.

Itzel Martínez Guillén, de 16 años de edad, y Kevin Arellano Leos, de 17 años fueron informados que las autoridades médicas no se arriesgarían a trasladarla, como sucede en una situación normal, a Ciudad Juárez para su atención en el área de neonatales por riesgo de que fuera contagiada de covid-19.

“Yo iba para que me atendieran de unos dolores muy fuertes, para que me los controlaran. Pero cuando llegamos, la bebé ya estaba prácticamente afuera. Me sentí muy triste cuando me dijeron que a lo mejor no sobrevivía”, comentó la madre de Sofía.

En el Hospital General de Subzona (HGSZ) 22 ubicado en el municipio de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, se determinó que la bebé nacida el 1 de abril permaneciera 51 días en el área de cuneros patológicos, único en la región.

Con casi tres meses de edad, Sofía superó todos los pronósticos, por poco alentadores que parecieran.

“La pequeña se recuperó satisfactoriamente. El 22 de mayo egresó al alcanzar un peso de 2 kilos, respirar por sus propios medios, alimentarse del seno materno y no presentar ninguna secuela.
“Fue una paciente muy pequeñita, prematura extrema, que requirió muchos cuidados. Pasó de estar en ventilación asistida en un respirador, a respirar por ella misma. Desde su nacimiento, se informó a sus padres que existía la posibilidad de muerte en cualquier momento, pero gracias al trabajo de todo el equipo médico, Sofía salió adelante”, informó Julio Mosqueda Luján, uno de cinco pediatras que la atendió.

Para la enfermera general Isabel Blancarte Prado, esta atención médica “fue una experiencia muy bonita, estuvimos con ella día con día, nos tocó darle seguimiento, desde alimentarla, darle sus baños, hablarle, darle confianza a ella y también a sus papás”.

“Yo la sentía como mi hija, por eso me dio mucha tristeza cuando la dieron de alta. Fueron sentimientos encontrados: de tristeza y alegría. Después de tanto tiempo de estar con ella, Sofía ya era parte de nosotros”, agregó Blancarte Prado.

Asimismo, refirió que, a los siete días de nacida, la pequeña pudo desprenderse del tubo. “En ese momento estuvimos todos atentos, médicos y enfermeras. Afortunadamente respondió muy bien y no hubo necesidad de volver a intubar. De ahí en adelante, evolucionó positivamente”.

​LP

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