En el Laboratorio de Cambio Climático y Conservación de Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias Biológicas (FCB) de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), campus Gómez Palacio, se desarrolla una investigación enfocada en la apicultura de la Región Lagunera. El objetivo es identificar problemáticas, retos y alternativas que permitan mejorar la productividad local.
El laboratorio inició operaciones en 2018 con diversas líneas de estudio orientadas a la conservación de los recursos naturales, en sintonía con la crisis ambiental global derivada del cambio climático. La apicultura fue uno de los temas prioritarios desde su arranque.

El doctor Jorge Luis Becerra López, profesor investigador y coordinador del laboratorio, explicó que desde 2018 se trazó la ruta de investigación, comenzando con un diagnóstico participativo. Durante cuatro años, y con el apoyo de apicultores de la Comarca Lagunera, se identificaron factores que afectan la actividad, como el cambio climático, el uso de agroquímicos y las malas prácticas.
En 2022, se definieron cinco ejes de trabajo adaptados a las condiciones específicas de la región:
- Trabajo conjunto entre la FCB de la UJED y el INIFAP Campo Experimental La Laguna para el diagnóstico de problemáticas apícolas. De este eje surgió el Centro de Aprendizaje, Investigación y Transferencia Tecnológica Apícola (CAITTA), ubicado en el municipio de General Simón Bolívar, Durango.
- Organización del gremio apícola.
- Capacitación para productores.
- Adaptación de la apicultura al cambio climático.
- Mejoramiento genético y control de enfermedades.
El CAITTA, instalado hace dos años, capacita a productores en el manejo de enfermedades como varroasis y loque, y apoya a quienes desean iniciarse en la apicultura con buenas prácticas desde cero. La ubicación en General Simón Bolívar se eligió por su menor exposición a agroquímicos y por las características favorables de su ecosistema. Actualmente, participan 15 productores en el centro experimental.
El segundo eje subraya la importancia del trabajo colaborativo entre apicultores, ganaderos y agricultores, para garantizar la eficiencia del sector. El cuarto eje, por su parte, se centra en investigar la relación entre el cambio climático y la apicultura, así como el impacto de los agroquímicos en la región.
Como parte del diagnóstico, también se detectó la necesidad de promover la actividad y la organización del gremio a través de eventos especializados. De ahí nació el Encuentro Apícola, impulsado por la FCB de la UJED y el INIFAP Matamoros. El primer encuentro, en 2024, reunió a 350 personas; la segunda edición, programada para el 16 de agosto, se realizará en coordinación con el COECYT Región Laguna, Coahuila y espera mayor asistencia.
Reducción de abejas: sin datos concluyentes
Este año, apicultores de Durango y Coahuila reportaron una disminución del 50% en la población de abejas en sus colmenas, temiendo una crisis similar a la de 2016. Sin embargo, Becerra López señala que, aunque la situación es grave, no existe un estudio cuantitativo que confirme la magnitud del problema.
“He escuchado estimaciones del 60 o 70%, y no las descarto, pero necesitamos datos precisos. Es indispensable un estudio que cuantifique la pérdida y determine sus causas”, enfatizó.
Actualmente, el laboratorio trabaja en un proyecto para medir estas pérdidas y evaluar por qué la reducción es más severa en la zona conurbada que en áreas rurales como General Simón Bolívar, donde la afectación es menor.
Falta de conocimiento técnico: otro factor clave
Karen Fraire Galindo, maestra en ciencias y colaboradora del laboratorio, con seis años de experiencia como apicultora, coincide en que la crisis no obedece a una sola causa. Considera que el desconocimiento en el manejo de colmenas es un factor determinante, pues favorece la proliferación de enfermedades como la varroa.
Tras la crisis de 2016, cuando se estimaron pérdidas del 70% de las colmenas, no se realizó un estudio científico que demostrara que la causa principal fueron los agroquímicos. Por ello, las líneas de investigación actuales incluyen el uso de propóleo para controlar la varroa, un ácaro que, como las garrapatas en los perros, se alimenta de la hemolinfa de las abejas, afectando todas sus etapas de desarrollo y pudiendo dejarlas sin alas, lo que impide que se alimenten.
Las capacitaciones sobre manejo básico de colmenas son esenciales para prevenir estas enfermedades y mejorar el rendimiento. Actualmente, el laboratorio ha identificado a 80 apicultores que trabajan para elevar la calidad de la producción mediante buenas prácticas.
DAED