Las viviendas de dos familiares fueron derrumbas tras un deslave en el cerro del Topo Chico, en Monterrey.
Maria Guadalupe Pérez González, de 35 años, estaba en la sala de su tejabán en compañía de su hija Francisca, de 11 años, cuando un estruendo seguido de una nube de polvo las obligó a correr afuera de su pequeña casa de madera y cartón.
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Su sorpresa fue ver que enormes guijarros habían caído desde lo alto de la montaña y derribaron por completo su baño.
Mientras que Jennifer presenció lo que pudiera ser considerado un milagro, pues sus tres hijos de 7 y 3 años, así como su bebé de 8 meses, dormían plácidamente en su cama cuando las moles de concreto derribaron la habitación.
Las piedras quedaron a escasos centímetros de la cama pero lograron derribar la lámina del tejado. Dicha lámina cayó encima de la cama pero sin tocar a los niños, lo que dio tiempo a la madre de 25 años de edad de sacar a los pequeños y ponerlos a salvo.
Protección Civil Monterrey acudió hasta las dos casas ubicadas en la calle Privada Sonrisas en la colonia Fomerrey 106, sin embargo el nombre de la calle es justo lo que desapareció en estas dos mujeres cabezas de familia, pues el riesgo de que los deslaves continúen es latente.
Por lo pronto las mujeres se quedaron con sus vecinos y con la incertidumbre de qué ocurrirá con su patrimonio.
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