Por acuerdo común, los desplazados del municipio de Tila, Chiapas, aseguraron que no retornarían a sus hogares debido a la falta de compromisos firmados que les garantizaran seguridad.
A pesar de haber interpuesto las denuncias correspondientes ante la Fiscalía de Distrito, aún no se habían emitido órdenes de aprehensión contra ninguna persona.
En entrevista vía telefónica, una de las pobladoras recordó que este viernes se cumplieron quince días desde que huyeron de la violencia.
Han enfrentado inclemencias por los cambios de temperatura y, sobre todo, por las restricciones que las autoridades les han impuesto progresivamente para presionarlos a regresar a sus viviendas.
“No hay realmente la seguridad que dicen, hasta donde sé sentó la mesa de negociación el día de ayer, también se sentaron los representantes estatales, el gobierno federal y estuvo el presidente municipal, ahí por fin estuvo en una mesa el presidente municipal y acordaron que el regreso va a ser gradual, las personas que sientan que ya puedan regresar van a regresar”, explicó.
Agregó que, luego de que la comisión de desplazados sostuviera la reunión con los gobiernos federal, estatal y municipal, realizaron un recorrido por las calles de Tila.
Sin embargo, se percataron de malos olores provocados por la muerte de animales de traspatio que se quedaron en el lugar y que representaban su único patrimonio.
También aseguró que durante la reunión se estableció que las personas que fueron víctimas de agresiones y cuyas viviendas fueron incendiadas recibirían un trato diferente.
No obstante, los desplazados temen que ocurra como en otras ocasiones, que los casos sean olvidados.
“Los afectados directos pues vamos a ser abandonados como siempre, aquí es lo complicado, así que se acordó que un representante de cada familia, de cada barrio, van a ir gradualmente a cotejar cómo están sus casas, en qué condiciones están, para que vengan y ya lleven a su familia, pero no hay un día pactado de regreso”, puntualizó.
Finalmente, denunció que la presión por parte de las autoridades continuaba, ya que los alimentos, despensas y servicios médicos estaban siendo restringidos tanto en el albergue instalado en el poblado de Petalcingo como en Yajalón.
MO