Jesús María, la comunidad en la que fue detenido Ovidio Guzmán hace poco más una semana, en medio de enfrentamientos a balazos que duraron más de diez horas entre civiles y autoridades, es una comunidad tranquila en medio de los cerros de la Sierra Madre Occidental, apenas a diez minutos, en carro, de la presa Adolfo López Mateos y a unos 40 minutos de Culiacán, municipio al que pertenece, en Sinaloa.
Para llegar ahí se debe tomar la carretera federal México 15 libre, misma que fue objeto de despojos, quema de vehículos y bloqueos que dejaron huella en unidades, asfalto y periferia quemada.
En la zona aún se respira el nerviosismo pese a que el Ejército mantiene una serie de filtros por la carretera, justo en el entronque a Badiraguato y otro más donde inicia la vialidad que conduce a la comunidad, donde hay elementos con armamento incluso para ataques aéreos.
MILENIO llegó temprano a la comunidad, las calles vacías, solo unas cuantas personas limpiando sus casas y pocos negocios abiertos; no todos están tranquilos, algunos temen nuevos enfrentamientos mientras el Ejército esté ahí.
En la cima de un cerro, desde donde se aprecia la comunidad, está la casa de Ovidio. Una fortaleza equipada, bardas altas y de concreto, poca visibilidad al interior, un par de palapas, un estacionamiento de vehículos, una cocina comedor de exterior, tragaluces, aires acondicionados y hasta una antena de internet satelital en el techo.
A menos de cien metros hay un tanque elevado de agua potable, una antena de telefonía celular y un paraje abierto donde fácilmente puede aterrizar una aeronave; una zona de confort en la que el capo se sentía protegido por más de 25 camionetas que le daban seguridad, pero que el jueves 5 de enero no fueron suficientes.
"Fue un jueves de terror"
Miriam, sus tres hijos y su esposo son vecinos de Ovidio y fue, quizá, una de las familias más afectadas por la lluvia de balas que impactaron el techo, ventanas, puertas, ramadas y vehículos en su casa, pero sobrevivieron escondidos alrededor de diez horas en el baño.
"Pensábamos que ahí íbamos a quedar porque fue demasiado, eran muchísimas las balas. De hecho dos niñas que tengo no quieren estar aquí, están en otros ranchos por que no se sienten seguras, a la más chiquita le da miedo, la verdad ve gobierno y empieza a temblar", contó Miriam.
En la comunidad hubo dos lesionados, una señora por una esquirla de bala y un joven, de 14 años, que se encuentra grave. La necesidad de buscar comida los hizo salir de su escondite, de su propia casa, pero él fue confundido junto con su padre.
“El niño es de por aquí, él y el papá salieron a buscar comida, ya era la una de la tarde, y les dispararon", comentó.
Al otro costado de la casa de Ovidio vive Greysi, desde su hogar se puede ver prácticamente toda la vivienda del capo. La mujer narró cómo vivió ese día, el que ella pensaba que sería el ultimo, y cómo tuvieron que huir para protegerse en otra casa.
“Fue un jueves muy de terror porque llegaron los soldados, empezaron a las 04:20 los disparos y no terminaron en todo el día. Dijeron que se habían llevado al muchacho, que venían por el objetivo, y el helicóptero y las avionetas seguían tirando de arriba, era como una guerra la que estábamos viviendo. En el baño nos refugiamos porque las balas empezaron a entrar por la ventana y el tiroteo no paró hasta las cuatro o cinco de la tarde. De hecho salimos corriendo cuando se paró como cinco minutos y nos fuimos con un vecino”, señaló.
Desde ese día, el Ejército llegó para quedarse, la normalidad regresa poco a poco y la Guardia Nacional busca reparar el daño a la población con el operativo "Labor Social", que trabaja en conjunto con el gobierno de Sinaloa.
La ciudadanía teme nuevos enfrentamientos; sin embargo, agradece todo el apoyo de las autoridades para recuperar lo que perdieron el jueves 5 de enero: la tranquilidad.
“Con el gobierno me siento más tranquila porque ellos no son malos, al contrario, están ayudando", comentó Sofía, quien esperaba turno para que la revisara un médico en el campamento del gobierno federal.
En la comunidad se desplegaron 64 elementos, entre Ejército y Guardia Nacional, para el operativo en que se han realizado 518 consultas médicas, 236 odontológicas, entregado 40 despensas, 8 mil 260 litros de agua, mil 498 raciones de comida, 362 cortes de cabello, dos mil 371 metros de pinturas y mil 497 metros limpieza en calles, casas, bardas y escuelas.
A la par, el jueves 12 de enero, la Secretaría de Bienestar y Desarrollo Sustentable de Sinaloa acudió a la comunidad para entregar 68 cubetas de impermeabilizante, 100 abanicos, 350 laminas galvanizadas, una silla de ruedas, un tanque de gas, un refrigerador, diez catres, 19 paquetes de agua, cinco aires acondicionados, tres colchones y 28 tinacos en beneficio de 49 familias.
“A toda la gente que está en Jesús María, que tenga necesidades, vamos a hacer también levantamientos en los poblados aledaños. Aquí el gobernador está atendiendo de manera muy rápida y vamos a seguir aquí continuamente en el poblado” informó María Inéz Pérez Corra, secretaria de SEBIDES Sinaloa
Para la detención de Ovidio Guzmán se necesitaron seis meses de inteligencia para armar el operativo, que ocurrió la madrugada del jueves 5 de enero en Jesús María, la tierra que vio crecer al capo sinaloense. Sin embargo, para que el operativo Labor Social le regrese la calma y tranquilidad a sus pobladores, no se tiene fecha.
ledz