La historia más reciente de la zona sur de Tamaulipas marca la vida de Miguel Zapata Escalante. Pescador en sus inicios y posteriormente trabajador en Petróleos Mexicanos (Pemex), es uno de los pocos ejemplos vivientes donde se recuerda el Tampico y Ciudad Madero antiguo en estas fechas.
Al llegar a 100 años de edad, una lista muy selecta de habitantes en la región, logró mantener su mente y su cuerpo lejos de vicios pero siempre cerca de su gran pasión, la música y el baile. Con la Internacional Orquesta Tampico de Claudio Rosas, en su casa ubicada en la colonia Primero de Mayo, festejó su llegada al centenario acompañado de familiares y amigos, con residencia en esta localidad como en Guanajuato.
Los hermanos e hijos del jubilado de la empresa productiva del Estado, casado con María Loreto Almaguer Ávalos desde hace 70 años, realizaron el evento con una temática muy peculiar, entre trajes, vestidos, atuendos, fotografías y artículos del siglo pasado, sobre todo a la década de los Veinte, cuando nació y creció muy cerca del Río Pánuco.
“Yo crecí en la zona de Varadero (hoy la colonia Hermenegildo Galeana), convirtiéndome en pescador, una de mis pasiones. Tenía cerca el río y me gustaba mucho pescar. Me tocó vivir muchas experiencias no solo personales sino también la vida de esta ciudad, como el viaje por el tranvía, desde el centro de Tampico hasta Las Escolleras. Después fui petrolero y me jubilé”, declaró.
Miguel es el mayor de siete hermanos, Antonio, Anselmo, Marco, Juana, Marcelina y María. Desde joven y más adelante en su labor como obrero en la ex paraestatal, su vida perduró entre los bailes, lejos del vino y el tabaco, una fórmula que le aconseja a las nuevas generaciones a llegar a esta etapa.
“Jamás fui de tomar ni tampoco de fumar. Eso ha sido clave para llegar a esta edad y es el consejo que le doy a las nuevas generaciones. A mí me encanta mucho el baile, la música lo fue todo para mí. El Beny fue uno de mis lugares favoritos, ese fue uno de mis grandes pasatiempos, ir a bailar”, mencionó Don Miguel.
Acompañado de su esposa, recibió a los invitados, todos con un vínculo de sangre. Ya sea de la propia región como desde Guanajuato lo saludaron, convivieron y, por supuesto, sacaron sus mejores pasos al ritmo de la orquesta, en medio de sus fotografías personales tanto solo como con sus hijas, María San Juan y María del Rosario.
“Nos da mucho gusto verlo contento, verlo llegar a esta edad y rodeado de sus seres queridos. Los festejos son grandes y hoy no era la excepción, más por los familiares provenientes de Salamanca, siendo una característica que proviene de nuestros abuelitos. Es algo muy suyo recibir a la gente con amabilidad y la unión familiar, es el principal legado que nos deja”, declararon.
Sus hermanos sobrevivientes, tres de ellos, no faltaron a la cita. Solamente hay dos fechas especiales que entre los Zapata Escalante se encuentran cada año, las fiestas navideñas y el cumpleaños de Don Miguel, lo explica su consanguínea Juana.
“Es una alegría tenerlo vivo, alcanzar los 100 años y sobre todo sea el motivo para que nuestra familia, cuya mayoría proviene de Salamanca, pueda reunirse y estemos juntos. Siempre ha estado pendiente de todos sus hermanos, a pesar que tres han fallecido, lo hemos visto como nuestro segundo padre”, añadió.
La tarde transcurrió con las fotos del recuerdo, las porras, los abrazos, los recuerdos, como el sonido de la referida orquesta y darle a Miguel los sonidos de esa gran pasión en sus 100 años de vida, la música.
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