Las camionetas con enormes bidones son hoy la estampa común dentro de los ejidos de La Laguna, donde la falta de agua para consumo humano orilla a las autoridades y a los habitantes a habilitar pozos clausurados que en el pasado se reconoció estaban contaminados por altas concentraciones de arsénico, en tanto que, en otros casos, se perfora cada vez a mayor profundidad para localizarla.
Es el caso del municipio de Mapimí, en Durango, donde los pobladores se quejan de vivir en un Pueblo Mágico que no tiene agua, de tal forma que deben comprarla a particulares que han visto en el desabasto un nicho de oportunidad para hacer negocio en medio de la crisis.
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Asimismo en Bermejillo, situado en el municipio, el tendido de kilómetros de tubería de uno de los programas insigne del gobierno obradorista, Agua Saludable para La Laguna, se extiende a marchas forzadas en tanto que el canal de riego aledaño se observa con agua destinada al cultivo de forrajes. Es decir, se seguirá sembrando alfalfa en el desierto chihuahuense a pesar de que la población no cuente con agua potable.
Acaparamiento
Fernando Reverte Granados, alcalde de Mapimí, no niega el riesgo que sufren los más pobres ni que el ayuntamiento sólo cuenta con una pipa para abastecer a los habitantes de las orillas del municipio. Se trata, como muchas tantas veces, del acaparamiento del recurso pues en Bermejillo, que es la comunidad con la mayor concentración de población en el municipio, el agua se queda en las casas de los políticos, comerciantes y empresarios. Es decir, de quienes más tienen.
“El problema es que van y surten sus pipas de agua con la misma línea que viene aquí y son pipas de 20 mil litros, anda también una de 30 mil litros. Yo por eso le dije a Erick (Sotelo Castañeda, director del Sistema de Agua del Municipio de Mapimí, SIDEAMM): Tú no debes de permitir que agarren agua de la misma línea porque en vez de llegar esa agua a su destino, ellos la detienen a medio camino y luego la venden".
“Que vayan a Gómez o a una noria en Brittingham… que no agarren de la noria de nosotros. Que vendan, no hay problema, pero que dejen llegar esa agua a su destino”, dijo el alcalde en relación a Isaí Alvarado Castañeda, presidente de la Junta de Gobierno, órgano auxiliar del ayuntamiento de Mapimí porque Bermejillo es aún villa.
Fue así que Reverte Granados apuntó que se dio a la tarea de buscar al abuelo de Alvarado Castañeda, pero se encontró que también en su propiedad estaban bombeando el agua con dos mangueras de 2 pulgadas cada una. Es decir, con agua para consumo humano se riega un predio nogalero.
“Son cuatro pulgadas lo que ellos estaban agarrando de una línea que viene de las norias para regar sus nogales, imagínese usted la cantidad de litros que se van a esos nogales; es una acequia ancha y la llenan de orilla a orilla; imagínese usted la cantidad de agua que agarran y con eso, facilito, tenemos para dotar a un sector completito”.
Se siguen sembrando forrajes
El alcalde de Mapimí confirmó asimismo que en Bermejillo se siembran puros forrajes, sorgo, maíz y alfalfa con el agua que les entregan de la presa Lázaro Cárdenas y que le llaman rodada.
“Aquí son muy poquitos los pequeños propietarios que tienen noria. Si son dos, son muchos porque los ejidatarios siembran pero con agua rodada, del canal, esperan la temporada pero no utilizan las norias del municipio que son para la ciudadanía”.
Dentro de la gestión que realiza Fernando Reverte apuntó que ya abrieron una noria más en San Sebastián, sumando al momento dos. Y fue el propio Erick Sotelo Castañeda quien precisó que de ella se extraen 12 o 13 litros de agua por segundo, con lo que dotan del líquido a la mitad de Bermejillo, desde la colonia Ferrocarril hasta la parte baja.
Otro de los problemas para poder dotar a la población es la falta de energía eléctrica, motivo por el cual durante la semana anterior dejaron de surtir el agua hasta en la cabecera municipal. Fueron dos días sin luz ante los constantes apagones generales.
“Si nos pudiera ayudar un poquito la Comisión Federal de Electricidad porque todos sabemos que entra la calor y hay problemas con los apagones porque se satura el servicio y es donde tenemos el problema. La Comisión yo pienso que sí, no queremos echarle el paletón pero sí necesitamos que nos ayuden".
“Cuando llego a la administración voy pagando mi facturación al corriente y pagando deudas anteriores de las administraciones pasadas e inclusive ya tenemos un convenio peso por peso; de 23 millones que salían debiendo las administraciones pasadas, ya llegamos a 18 millones y con eso vamos peso por peso, por pagar puntual”.
El alcalde dijo, la Comisión Nacional del Agua no aporta ni siquiera pipas. Es por ello que se dieron a la tarea de arreglar fugas, de revisar a las purificadoras, que son muchas en el municipio, así como las quintas con albercas.
“Hay muchas quintas aquí y pues yo lo siento. Todas las quintas, si las quieren abrir, que acarreen aguas con pipas, pero ya no van a poder agarrar agua de la red porque no es posible que esté una alberca llena cuando la gente tiene sed. Todo eso se va a regularizar. Como en todo hay gente que sí paga y otra que no, pero nosotros tenemos que darle solución a la gente”, acotó el alcalde quien dijo, al inicio de su administración no había agua en todo Bermejillo.
Acarreamos agua para la obra porque no hay
Alfredo Facio llegó con su camioneta a una vivienda que se mantiene en construcción. El bidón con capacidad para mil litros de agua lo acompaña a donde quiera que vaya. Toda su vida la ha desarrollado en Mapimí y por ello sabe que la crisis del agua hoy es muy dura.
“Todo está muy seco. Las norias ya se acabaron, ya se agotaron y uno se acostumbró a que llega el agua por la red pero no hay, ahora estamos peor que antes. Yo sé de una señora que vende agua, ellos la acarrean a domicilio pero si llevo la troca me la da más barata. El agua sí llega pero no a todas las partes, en toda la orilla no llega el agua”, dijo Alfredo.
Esta visión la secundan María de Jesús Palma Calderón y su hija Génesis, quienes mantienen un puesto de gorditas y otros alimentos en las inmediaciones de su domicilio. Ellas aseguran que deben pagar para que les lleven el agua.
“Desde que comenzó a fallar el agua nosotros compramos nuestro recipiente de mil litros. Ahora nos falla mucho y los del sistema de agua la cobran como si la hubiéramos consumido, ¿por qué la vamos a pagar si no llega? Por mes nos cobran 125 pesos pero no sale nada, sólo con bomba, pero ¿y los que no tenemos?”, cuestionó la señora.
“Los otros (los particulares) la quieren cobrar a 150 pesos, el viaje, hay personas que ofrecen el servicio de acarreo de agua y con ellos la encarga uno. De pronto batallamos mucho, yo tenía varios días que no tenía y ayer llegó y rapidito me puse a bombear, agarré poquita porque no tenía ni para el baño ni para nada, pero eso sí, son bien puntuales para cobrar el agua y yo la verdad ni se las pago porque el año pasado hicimos varias huelgas pero no hicieron nada”, concluyó Génesis.
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