La crisis hídrica es un hecho que aqueja y pone en peligro a las comunidades más empobrecidas de La Laguna, región que se configura por municipios de Durango y Coahuila y donde en el pasado inmediato los cultivos del algodón, de la uva así como del melón y la sandía, dieron identidad a sus habitantes.
Nadie niega que el agua se requiere para satisfacer necesidades básicas como el ducharse, beberla y para el aseo, sin embargo, también la utilizan los camioneros para lavar sus que se estacionan en Bermejillo.
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Ahí, Silvia Sanjuana García Gardea, llega todas las mañana para abrir un pequeño negocio de alimentos. Originaria de 'Sierrita', del municipio de Tlahualilo, ella renta un local donde vende primordialmente alimentos.
Bolsitas de churritos y de agua... "son como bolis"
A ella la encontramos sentada frente a un cautín encendido y varias bolsas que rellenó con frituras porque aunque las botanas de marcas conocidas se le venden bien, ella sabe que puede atender un eslogan que dice que son lo mismo pero más barato.
Y en ese sentido, también vende botellas con agua y prepara sus bolsitas que vende a diez pesos a hombres que se mantienen trabajando y que rápidamente muerden el plástico para comenzar a hidratarse. "Son como bolis", dice, "pero sin congelar".
Y para lavar los tráileres
Sobre la venta de agua para lavar los tráileres, dijo que su esposo saca el agua del canal de riego y se la pone en unos tambos, de donde los chicos llegan con tina en mano, la toman por cinco pesos.
“La estamos vendiendo a cinco pesos el bote, aquí en Bermejillo mucha gente sí se queja por el agua, no se dan abasto; hay días que sí sale y hay otros que no. Yo soy de Sierrita, de Tlahualilo. Aquí no es mucho lo que vendo, a veces son nomás dos botes, estos tambos que traemos y le sacamos 300 pesos, no más”.
Desabasto en la comunidad
Silva también sufre de desabasto en su comunidad y a ella le llevan agua en pipa cada quince días.
El ayuntamiento de Tlahualilo raciona el líquido a tres tambos de 200 litros para cada familia, es decir, quizá no se piense que una familia de tres personas sobreviva una quincena con 600 litros de agua. Pero como no hay más, los ciudadanos se deben resignar.
“De ahí en Sierrita nos traen cada quince días, nos dan de Tlahualilo una pipa pero por familia nos dan tres tambos, que son de 200 litros cada tambo, eso cada quince días, lo mandan de la presidencia. Con eso se hace lo básico, para bañarnos y para lavar, esa la reciclamos para trapear. De la comida no, para eso compramos purificada. Yo la compro acá en Bermejillo. Los que tienen marranitos pues les dan a los marranos, y nosotros si no alcanzamos debemos comprar purificada para bañarnos”.
A Silvia se le pregunta qué hacen cuando se acaba, y ella responde que ahora están recibiendo agua por la red pero ésta es salada y no sirve siquiera para lavar la ropa. Sin faltar a la verdad, dice que el calor es sofocante en esta región pero nunca había sido tan agresivo. A ello se suma el hecho de que la gente no tiene agua en sus casas y asegura que eso motiva muchos pleitos domésticos.
aarp