El obispo de El Salto, Durango, Juan María Huerta, destacó que el asesinato de un pasante de medicina el fin de semana pasado refleja las fallas en las estrategias de prevención y atención al delito.
“Es muy lamentable porque es síntoma de la realidad que se está viviendo y ya no hay respeto a personas que de vocación hacen el bien, además de que se refleja el consumo de drogas que descontrolan al ser humano. Es necesario poner límites y hacer una evaluación”, aseguró.
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Consideró que los servicios médicos que se brindan a comunidades apartadas de Durango son limitadas y lo ocurrido ocasionó el cierre del hospital integral.
“Tenemos la novedad de que todos los pasantes fueron retirados y afecta a las comunidades, sabemos de médicos particulares que por tradición son los que siempre están y no son suficientes”, aseveró.
Destacó que el asesinato del médico Eric David conmocionó a toda la comunidad de El Salto.
“En términos coloquiales siempre hay acuerdos para decir que se va respetar al doctor, al maestro, sacerdote. En esta ocasión fue algo inesperado y golpeó a la comunidad porque el hospital está cerrado y la gente lo considera como un castigo, pero si bien no lo es nos lleva a replantear cosas”, comentó.
Señaló que lo ocurrido pone de manifiesto las fallas en estrategias de seguridad y de prevención de consumo de drogas.
“No han permeado... vivimos en una conformidad donde sabemos que la gente consume, pero no hacemos nada. Hace falta que sea más visible la prevención”, dijo.
Eric David fue asesinado el viernes 15 de julio mientras atendía a una persona bajo los influjos de las drogas y que debido a esto lo lesionó en varias ocasiones con un arma de fuego.
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Derivado de esta situación, el gremio médico de la entidad realizó diferentes manifestaciones a lo largo del estado y en municipios de Coahuila, para exigir el retiro de los pasantes de esta carrera en comunidades donde no se les puede garantizar seguridad.
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