Entre basura y latas de cerveza: así están Las Piedras en Villa Juárez

Bruno, de tres años, junto con su abuelo, llegaron buscando la naturaleza, pero se encontraron con el daño ambiental por los turistas.

Basura en Las Piedras, Durango. (Rolando Riestra)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila /

Bruno tiene apenas tres años de edad pero desde temprano llegó al paraje conocido como Las Piedras, en Villa Juárez, para que su abuelo le enseñe a andar en bicicleta. Es la primera vez que la monta y aunque el abuelo está contento porque el contacto con la naturaleza permite el distanciamiento social, sabe que durante algunos fines de semana el sitio se llena de visitantes pues después de la convivencia dejan el sitio lleno de basura.

“Venimos cada ocho días o quince, según como se puede, seguido viene mi hijo y otro de mis nietos que vienen en bicicleta con otros amigos nomás que ahora se trajeron al pequeño también para que de su vuelta también”, apuntó don Víctor.

El paraje es amplio y por el lecho del Río Nazas aún quedan huellas de humedad. El sector es seguro, tranquilo, y hay pocos visitantes. El problema son sus desperdicios y basura inorgánica donde las latas y botellas de cerveza y los platos desechables son lo que predomina.

“No hay gente y de todas formas traemos el cubrebocas pero lo único que estamos viendo es que no cuidan, caray, la sombrita esa que ve allá, mire que bonita, pero está llena de basura; la gente llega, se pone y tira. Mire aquella sombrita, se ve que la aprovechan también pero dejan lleno de basura y decía mi hijo que pensaba él traer una bolsa para recoger aunque no sea de nosotros”.

El problema, dijo el abuelo, es cultural y la falta de respeto se traduce en una ausencia general de educación donde se asume que cualquiera que llega al paraje puede utilizarlo para pasar un rato agradable donde no tiene la obligación de limpiar.

Para este abuelo esta fue la primera visita que realizó con su hijo y sus nietos y la impresión que se lleva es de gran daño ambiental y aunque el pequeño de nombre Bruno parece divertirse, lamenta que la conciencia ecológica no sea una prioridad para la población.

“A mi hijo toda la vida le ha gustado el ciclismo, ahora el de montaña, no hace turismo, hace ciclismo y ahora trae al nieto más grande que tiene seis años y anda ahorita en el relajo, y este niño es la primera vez que se sube a la bici. Ese es el objetivo del papá, ver si le gusta el ciclismo de montaña pero ya ve que cada niño tiene su propia afición. Andaba vuelta y vuelta pero me dijo: ‘Tuti, ya me cansé’”.

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