Eduardo Neri, en Guerrero, entre pobreza y yacimientos de oro

Reportaje

Los pueblos ubicados en la región del Balsas en Guerrero están cansados de que el metal áureo no deje ganancias en sus tierras y han vuelto a cerrar la mina de Carrizalillo, como ya lo hicieron tres veces en los últimos 10 años

Permanecerán en plantón hasta que los empresarios les garanticen una mejor salud y las medicinas ofrecidas en el convenio. (Jesús Quintanar)
Francisco Mejía
Eduardo Neri /

Desde que nacieron saben que el oro está bajo sus pies. ¿Pero de qué les ha servido? “De nada”, dice una mujer, habitante de la zona. Incluso el Fondo Minero, que se supone dejaría parte de esa riqueza en las comunidades, tampoco sirve de nada.

Por lo menos no en Carrizalillo, Mezcala u otra comunidad vecina en el municipio de Eduardo Neri, en Guerrero. Todas acosadas por la delincuencia organizada. Un representante ejidal de Carrizalillo niega que haya quedado dinero del fondo minero en el pueblo y que, desde por lo menos 10 años atrás, haya generado una obra pública.

Tampoco hay autoridad alguna que les haya explicado esa ausencia. Lo que se llamaba Fondo Minero es en realidad el Fondo para el Desarrollo de Zonas Mineras, que surgió en 2014. Según la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), su objetivo es impulsar la obra pública para mitigar los impactos de la extracción minera.


Sin embargo, para la investigadora del Programa Territorio, Derechos y Desarrollo Beatriz Olvera, de Fundar Centro de Análisis e Investigación, “desde su creación el fondo ha presentado serias deficiencias en cuanto a la gestión de los ingresos” y, sobre todo, en su aplicación en las comunidades que pretende beneficiar.

Afirma que el manejo “se ha caracterizado por falta de transparencia y rendición de cuentas”. Es lo que ha sucedido en Carrizalillo. Los propios ejidatarios han tenido que insistir ante los representantes de la mina canadiense Equinox Gold.

Hace 15 meses, ésta firmó un convenio con representantes ejidales en el que se comprometía a diversas obras y prestaciones para paliar las necesidades de las comunidades. De una lista larga, sobresalen dos demandas: dotación de agua potable y atención médica y medicinas por los daños que provoca el trabajo de extracción minera. Pero hasta ahora, nada.

Se cansaron de esperar. Como en 2007, cuando realizaron su primer plantón que duró tres meses, o en 2013, que duró un mes, otro que duró días y el de ahora, que “puede durar lo que sea. Somos campesinos y aunque sea yerba o quelites, vamos a comer”, sentencia Mario López.

MILENIO recorrió la zona y vio ejidatarios molestos. Familias enteras, más de 300 personas, incluidos menores, plantados a ambas orillas de la carretera que baja a Mezcala. Cerca de la entrada principal pusieron tiendas de campaña, hamacas, cobijas, fogones y cazuelas. Así pernoctan desde el pasado 3 de septiembre.

Epifania Vargas anda por los 70 años y sabe por qué han cerrado la mina que da trabajo a más de mil 500 hombres y pocas mujeres: “Estamos aquí pues no quieren pagar nada los ingenieros”. Ella y su familia, alrededor de 20, esperan respuesta.

Un hombre recostado en una hamaca advierte que se quedarán “hasta donde aguantemos, mientras la compañía no nos firme un papel. Pienso que estamos en nuestro derecho, luchando para todos, no solo para uno, no, es para todos”. En el plantón que custodia el cierre de la mina hay confianza en que pronto se resuelva el conflicto.

Al lugar llegaron familias de mineros y ejidatarios en defensa de su tierra, que ocupa la compañía minera. Sus hijos menores de edad se la pasan corriendo entre las casas de campaña y otros juegan futbol, mientras los adultos discuten la agenda del día; las mujeres encienden el fogón para guisar y algunos toman el mezcal de la región, poco para aguantar la espera.

El convenio refrendado en 2019 concluye en 2025 y “casi todas sus cláusulas no se han cumplido”, explica en entrevista el representante ejidal, quien prefiere no dar su nombre. Mes y medio atrás los ejidatarios establecieron contacto con la empresa para invitarlos a dialogar, pero no hubo respuesta.

Por ello decidieron “cancelar” ese convenio, arguyendo el incumplimiento por parte de la empresa. En el mismo convenio está estipulado que la renta de tierras concluye en 2025. Esta minera de Canadá explota un yacimiento importante del continente americano, según los Anuarios mineros.

La meta de Equinox Gold es la extracción de 250 mil onzas de oro por año. Actualmente la onza, en pesos mexicanos, tiene un costo mayor a los 47 mil pesos. Un poco menos de 2 mil dólares. La mina a cielo abierto se divide en dos tajos: El Bermejal y Los Filos. Es el mismo lugar donde han desaparecido en 13 años, por lo menos, dos cerros enteros de más de mil 200 metros de altura.

Fotos satelitales muestran los hoyancos que ha dejado la explotación. Con explosivos y pico y pala, los mineros han hecho una cavidad considerable. El tajo es naranja y amarillo con cortes que han dejado en la parte media una especie de foro al que se accede desde diferentes niveles.

La dinamita o cualquier otro explosivo han dejado una especie de auditorio: escalinatas de tajos de tierra. Parece un teatro al aire libre. Y en los caminos para acceder a este espacio gigante se observan letreros donde se pide respetar a los animales. El venado, por ejemplo.

En la zona se obtiene oro, pero también abundan las minas de plata y zinc. (Cuartoscuro)

Aquí se realizó un recorrido por todo el espacio minero que en total rebasa las mil 500 hectáreas. Es un socavón rodeado de cerros que contiene en su interior tres piletas gigantes donde nadan sustancias tóxicas. Desde arsénico hasta cianuro, con el que se separa el oro.

Todo esto a menos de un kilómetro de donde se asienta la población de Carrizalillo. En el subsuelo corren tuberías que sacan a la superficie el metal áureo y lo conducen a sus filtros correspondientes. Al interior y aledaño al gran socavón aún existen animales como venados o iguanas. Aún, porque los residuos tóxicos han acabado con casi todo.

La tierra y los árboles son color amarillo, anaranjado, pero menos café o verde. Es el veneno tóxico. Residuos y lixiviados que han dañado incluso los manantiales donde se alimentan los pozos de la comunidad. Pero no solo eso. El cuerpo humano ha resentido la contaminación. Así lo dice Yesenia, un joven que con sus dos hijos permanece en el plantón.

“Sí hay varias enfermedades, a las mujeres embarazadas les salen mal los niños, se mueren, por la contaminación. Es el polvo tóxico” que se respira o que cae en los alimentos o en los sembradíos de maíz. Los problemas iniciaron al inicio de la minería aquí, en 2007. Fue cuando su agua de pozos comenzó a contaminarse, incluso por arsénico.

Por eso están en plantón hasta que los empresarios les garanticen una mejor salud y las medicinas ofrecidas en el convenio. Las mineras se han ido enriqueciendo y empobreciendo a las comunidades. Primero fue Corp Gold, enseguida Leagold Mining Corporation y ahora Equinox Gold.

Al igual que el incumplimiento del convenio, el Fondo Minero está ausente. Si se pregunta nadie sabe qué es. Y el que lo sabe solo dice que no ha habido obra de mitigación alguna. Así que los daños a la salud y naturaleza avanzan, sin que nadie meta las manos, incluidos los gobiernos municipal, estatal o federal. Los pueblos mineros de esta zona quedan excluidos de la riqueza que da el oro.

Para Cesar Ramírez el cierre de la empresa durará lo que tenga que durar. “El tiempo que sea necesario, hay mucho que comer, el maíz está alto para sobrevivir un año”. Cuando come en el campamento, Florencio Peña piensa igual: “Hasta que se resuelva, hasta que haga lo que prometió”.

En Carrizalillo se vive la desesperación de la falta de agua y las enfermedades por la mina. Junto con ello la delincuencia, por lo que muchos pobladores han huido. Según un medio de información local, “comenzaron a irse la mañana del 27 de marzo de 2015”, cuando llegaron hombres armados a llevarse parte de las ganancias del oro.

Para los ejidatarios Mario López y Bulmaro Vargas no queda más que la intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador. “Que mande un mensaje a la empresa, que le diga que se presenten y se llegue a acuerdo”. Al cierre de esta edición no había diálogo con la empresa. Y el plantón continúa.

ledz

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