Entre los resultados más significativos del taller de cartografía social con niños y niñas se encontraron los siguientes: seis lugares en los que falta alumbrado público, seis viviendas con problemas de servicios públicos, 11 lotes donde hay exceso de maleza, 11 espacios donde juegan y 13 zonas donde se sienten inseguros e inseguras.
Desde principios de los años 80 del siglo pasado, el gobierno federal impulsó la consolidación de un Sistema Nacional de Planeación Democrática, entendido “como la ordenación racional y sistemática de acciones que tiene como propósito la transformación de la realidad nacional, de conformidad con las normas, principios y objetivos que la Constitución y las leyes establecen” (Coquis, 2015 pág.187).
Un principio de la planeación democrática es incorporar la participación y consulta de los diversos grupos sociales. Al respecto, uno de los que registra menor participación en los procesos de planeación urbana son las infancias.
En este sentido, el manual Construyendo el entorno urbano para niños y niñas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) establece que uno de los derechos de la infancia es “garantizar un ambiente seguro y limpio para los niños y niñas, que implique la participación infantil en intervenciones (urbanas) por zonas” (2019, pág. 5).
Bajo estas premisas, el Instituto Municipal de Planeación y Competitividad de Torreón, realizó un taller de cartografía social en la escuela primaria Ignacio Zaragoza, ubicada en el Ejido los Arenales.
Cabe aclarar que la cartografía social es «un método de construcción de mapas -que intenta sercolectivo, horizontal y participativo». En ella se pueden abordar las relaciones, prácticas y conflictos de una localidad desde las diferentes perspectivas y experiencias de sus habitantes (Diez Tetamanti, 2012).
La primera actividad que se realizó fue identificar con etiquetas de colores y símbolos, en un mapa impreso de la localidad, la falta de alumbrado público; las viviendas con problemas de infraestructura; maleza en lotes baldíos y los lugares de recreación. Asimismo, se procedió a señalar con una etiqueta los lugares donde existía una percepción de inseguridad explicando sus razones.
Entre los hallazgos de la aplicación de este taller se encontró que los niños y niñas identificaron alrededor de seis lugares en los que falta alumbrado público, seis lugares donde hay viviendas con problemas de servicios públicos, 11 lugares donde hay exceso de maleza, 11 lugares donde pueden jugar y 13 zonas donde se sienten inseguros e inseguras.
Además, en los mapas elaborados se detectó la necesidad de contar con una mayor cantidad de canchas deportivas en buen estado y cercanas al lugar de residencia. Las siguientes acciones a desarrollar son el diseño de los espacios, la construcción y gestión de los mismos, donde niños y niñas deben ser actores relevantes en dichas etapas para que así se garantice el derecho a la ciudad de las infancias.
En este sentido, Tuline Gülgöne, investigadora de la UNAM afirma que “la ausencia de consideración de las necesidades de los niños y de las niñas en la planeación de muchas ciudades, puede excluirlos de un espacio público compartido con otros actores” (2016 pág. 432).
EGO