Ejército despliega escuadrón antibombas en Michoacán tras instalación de explosivos

El Ejército no tiene una estimación de la cantidad de explosivos colocados por el Cártel Jalisco, pero saben que El Naranjo de Chila, El Bejuco, Plaza Vieja, El Cansangüe y Carapuato son campos minados.

La mayoría de los explosivos encontrados estaban camuflados entre la maleza. | Jorge Carballo
Jorge Martínez
Aguililla /

En las parcelas y en los caminos de terracería de El Naranjo de Chila, la ranchería michoacana donde nació Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, el Ejército mexicano ha encontrado un sin número de artefactos explosivos, por eso ha desplegado un escuadrón antibombas en una docena de poblados de los municipios de Aguililla y de Tepalcatepec.


Foto: Jorge Carballo

La mayoría de los explosivos encontrados, de acuerdo a las autoridades castrenses, estaban camuflados entre la maleza, otros fueron descubiertos bajo tierra, como una suerte de mina artesanal que, según los expertos militares, causa más daño que una granada de fragmentación.

Una de estas minas explotó mientras un convoy de militares circulaba por el poblado de El Cansangüe, Tepalcatepec. El incidente causó importantes daños a un Sandcat blindado y dejó varios soldados heridos. 


Foto: Jorge Carballo 

En el Cansangüe se han registrado enfrentamientos entre el Ejército y delincuentes. En uno que sucedió la semana pasada fueron asesinados varios civiles dentro de un vehículo que el CJNG había blindado de manera artesanal.

En la Secretaría de la Defensa Nacional se tiene la seguridad de que los delincuentes han confeccionado dos tipos de explosivos: uno, el más potente, está elaborado con un tubo de metal, cuyo grosor es de una pulgada; el otro está hecho con tubería PVC y ambos están rellenos de pólvora y fragmentos metálicos.

En el terreno, los militares revisan centímetro a centímetro amplios terrenos de siembra que han sido abandonados. Cuando detectan tierra removida, llaman al escuadrón antibombas. 

“Si se localizan o visualizan indicios de un artefacto explosivo improvisado de fabricación artesanal, como se le conoce, el escuadrón analiza la información y enseguida se traslada al área donde está el artefacto. Si se confirma que es un explosivo, un militar la desactiva, vestido con un traje que pesa al menos 30 kilos, uno que está hecho de placas metálicas llamadas kepler para resistir impactos de bala de alto calibre”, cuenta uno de los militares involucrados con el escuadrón.


Foto: Jorge Carballo 

Después, dice el militar, el desactivador de bombas tiende una línea eléctrica que conecta a una fuente de energía, la que ocasiona el chispazo que activa la pólvora del explosivo y que lo detona a una distancia segura de al menos 60 metros.

Hasta el momento, el Ejército no tiene una estimación de la cantidad de explosivos colocados por el Cártel Jalisco, pero saben que El Naranjo de Chila, El Bejuco, Plaza Vieja, El Cansangüe y Carapuato son campos minados.

JLMR 

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