Esta historia surgió hace 25 años en terrenos del ejido Nilo, municipio de San Pedro, Coahuila. Pedro, un joven de campo de algunos 23 años, salió de su casa para supervisar el agua rodada que llegaba a su parcela, iba a regar acompañado de un compañero de trabajo, Jacinto.
Ya en la parcela Pedro esperaba el agua y Jacinto vigilaba las compuertas del canal de riego. Todo marchaba bien y el agua estaba entrando a la tierra de cultivo. Jacinto al ver que el agua estaba fluyendo de buena manera, regresó a la parcela para ayudar a Pedro.
Pero a Jacinto le esperaba una tragedia, ya que al llegar con su compañero, lo encontró a la orilla de una acequia, de donde corría el agua hacia la parcela.
Pedro estaba tirado a la ladera de la acequia, se había ahogado, lo único que se dijo, es que cayó a una enorme pecera donde se ahogó y la misma corriente de agua regresó su cuerpo hacia la superficie.
El cuerpo del joven fue velado y después de los funerales se comenzó a escuchar, que en la parcela donde se había ahogado el joven, rondaba su espíritu. La plática llegó a los ejidos aledaños, y todos aseguraban lo mismo, que el joven regador se aparecía en la parcela.
No solo en esa parcela ronda el espíritu de ese joven. Comentan que cuando se llega el ciclo agrícola, cada año, en las parcelas cercanas al ejido Nilo, cuando los campesinos riegan sus tierras, sienten que alguien los acompaña.
Sienten que una presencia no viva se les empareja sobre la tierra de cultivo, armado con su herramienta de campo, como si les quisiera ayudar en sus labores, o simplemente, como si quisiera convivir con ellos para no sentirse solo.
El espíritu del "joven regador" sigue aferrado a su trabajo, a su tradición, a su amor por el campo, pero todos los que conocen la historia, aseguran que lo único que desea, es encontrar la paz eterna, por ello ronda el mundo de los vivos, para que alguien lo guíe con sus oraciones hacia la luz.