El cáncer le quitaba la vida y una asociación se la devolvió

Historia

Una negligencia médica por transfusión de sangre contaminada por hepatitis C, le privó de continuar con su vida de manera habitual, pero hoy casi está por pensionarse.

Ivonne Vargas de 65 años ha logrado sobrevivir a cruentas luchas en su vida. (Mauricio Román)
Luis Carlos Valdés de León
Torreón, Coahuila /

La vida para muchas mujeres no ha sido fácil. Ivonne Guillermina Vargas Mendoza de 65 años da cuenta de ello. Una negligencia médica por transfusión de sangre contaminada por hepatitis C, le privó de continuar con su vida de manera habitual y seguir trabajando. 

Tras superar su enfermedad retomó su trabajo y hoy está unos días de obtener su pensión, luego de trece meses de trabajo que le proporcionó la asociación civil PROJULAB.

Promoción y Justicia Laboral A. C, es una agrupación fundada para apoyar a adultos mayores y personas con discapacidad, dándoles la oportunidad de cotizar a lo largo de trece meses en el Seguro Social y así al final del camino, lograr obtener la pensión que por años la edad y la falta de oportunidades les negó.

María Isabel Carbajal, directora de Projulab, junto a otras instancias puso en marcha una pequeña empresa maquiladora textil que le brinda servicio a diferentes casas comerciales en la elaboración de uniformes y otras prendas de vestir, hoy Ivonne Vargas realiza la actividad de deshebrado, doblado, empaque, entre otras actividades.

En otros años, Ivonne Vargas se desempeñó previamente como asistente ejecutiva a nivel gerencial en diversas empresas. En 1982 tuvo a su tercer hija por medio de cesárea en un conocido sanatorio privado de la Comarca Lagunera, el doctor que la asistió le dejó gasas en su interior.

Al paso de los días vomitaba mucha sangre y las temperaturas eran muy altas. El médico al revisarla se dio cuenta de la situación real de salud. Al perder mucha sangre, le tuvieron que transfundir, mismo que tardó 28 años en darse cuenta. 

Un día escuchó que solicitaban sangre para una niña internada en el IMSS 71. Ella se presentó y ahí le descubrieron la infección, que ya le había afectado el páncreas, intestino y el hígado por la hepatitis C que contrajo.

Dejando a un lado su vida laboral y su habitual dinámica familiar, el hospital y las visitas al médico se convirtieron en una constante en su vida. Radiografías, ecos, resonancias magnéticas, hasta que en el 2011 comenzó con la quimioterapia, que se complicó con un cuadro de anorexia.

“No fue una cosa que yo haya buscado, por negligencia, fue una cosa que llegó a raíz de una negligencia médica. De ahí partió todo. Sí me sentí abatida, pero tenía que demostrarle a mis hijas que podría salir adelante; me sentía derrotada, ya que a pesar y que estuve luchando a lo largo de mi vida, estaba en esas condiciones”.

Esta condición se empeoraba al no recuperar su afore, Infonavit y su pensión. Tenía que cerrar ciclos y emprender otros, no detenerse. 

“Yo no quería acordarme del pasado y empezar a trabajar. Dios llega en el momento oportuno. Tuve que hacer un alto en casa y ahora que se presentó la oportunidad en Projulab, hay que darle”.

Siete años tuvieron que pasar para tomar la decisión de retomar su vida tras sentirse bien. Cada seis meses tiene que acudir a que le hagan el ultrasonido, estudios de sangre y tiene que tomar medicamentos para el páncreas

“El carácter me ayuda, soy más positiva y tengo mucha fé en Dios. Me entregué a él", comenta entusiasmada.

Vargas Mendoza ha tenido que enfrentar crisis depresivas pero ha tenido el apoyo y comprensión de su familia, sabe que además de encontrar el beneficio económico, ella ha encontrado un beneficio moral. 

Muchas personas que llegan a Projulab sin pensión, pero también con problemas existenciales depresiones profundas y problemas familiares.

“Aquí he valorado mucho la vida, la familia, a mis hermanos, se aprende del ser humano y del sentir el dolor ajeno, a compartirlo y a creer mucho en Dios”, finalizó en un tono más esperanzador.

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