Al igual que bandidos generosos como Jesús Malverde o personajes internacionales como Robin Hood, en Culiacán, el legado de Joaquín El Chapo Guzmán, lejos de desvanecerse, sigue siendo palpable en la cotidianidad de sus habitantes.
A pesar de su encarcelamiento en una prisión de máxima seguridad en los Estados Unidos, su figura continúa influyendo en la cultura popular y la narcocultura local.
Entre los jóvenes y adultos por igual, las gorras con las iniciales "JGL" son un símbolo omnipresente, una especie de tributo a Joaquín Guzmán Loera, cuyo nombre sigue resonando en las calles de Culiacán, más allá de las actividades delictivas a las que se dedicó desde muy joven.
El número "701" también se ha convertido en un emblema, recordando el momento en que El Chapo fue incluido en la lista de los hombres más ricos del mundo por la revista Forbes en 2009 y este también figura en las gorras y playeras.
Pero la influencia de El Chapo va más allá de la moda urbana. En la capilla de Malverde, se pueden encontrar figuras de acción de El Chapo, un curioso objeto de culto que se vende a precios que llegan hasta los tres mil pesos.
Para algunos, El Chapo es simplemente otro capo en la lista, pero para aquellos que siguen la narcocultura como una forma de vida, es un ídolo venerado, casi como un santo.
Recientemente, en la celebración del cumpleaños número 67 de El Chapo, el 4 de abril, algunos ciudadanos organizaron una fiesta en el sector La Isla de Culiacán.
Al ritmo de la música norteña y corridos, entre vino y pastel, recordaron a uno de los líderes más emblemáticos del cártel de Sinaloa. Las Mañanitas resonaron en el aire, acompañadas de la famosa canción "La 701", que narra la segunda captura de El Chapo.
La letra de "La 701" en voz de Luis R. Conriquez y El Panter Bélico, evoca el legado del Chapo con versos como: "De verdad cómo hace falta Joaquín / Y aunque no está aquí, bien firme el legado / Hijos, ya no me pude despedir / Pero desde aquí les mando un abrazo".
Nacido un 4 de abril de 1957 en La Tuna, Badiraguato, Joaquín El Chapo Guzmán dejó una huella imborrable en la historia del narcotráfico.
A pesar de su encarcelamiento, su influencia perdura, recordándose y celebrándose entre aquellos que aún lo consideran un símbolo de poder y resistencia en el mundo del crimen organizado.
Cuando fue capturado por segunda vez en 2014, miles de ciudadanos salieron a las calles de Culiacán en dos ocasiones para exigir su liberación y oponerse a la extradición. Como si fuera un ídolo popular de las masas la gente gritaba: “Queremos libre a El Chapo".
ROA