Por: Gabriela Briones
Eliseo ‘El Cheras’ de 40 años, vende melón desde hace 19 años junto con su familia, en los cruceros más concurridos de La Laguna.
Incluso él los introdujo a este negocio y en cuatro camionetas repletas de la fruta, actualmente se instalan entre el Diagonal Reforma y Avenida Juárez.
Anteriormente, trabajaba como limpiador de parabrisas en los cruceros y compartía la misma avenida con otras personas, que en su lugar trabajaban vendiendo melones y sandías.
Pero al ver las grandes ventas de sus conocidos, se interesó en este negocio, por lo que se inició ofreciendo el melón, ganando 10 pesos por cada bolsa.
Al paso del tiempo, su ambición lo llevó hasta Matamoros, Coahuila, para conocer más a fondo el negocio, cómo se producía y se exportaba.
Poco después comenzó a comprar en pocas cantidades ya que tenía que pagar para que se lo trajeran hasta su puesto. Con el tiempo las ganancias fueron suficientes para comprar su propia camioneta.
Poco a poco el negocio fue creciendo y en Matamoros, Congregación y Zapata vendía el melón, pues cuando la temporada de cosecha acaba ahí, sigue su recorrido a San Pedro, Tlahualilo y Ceballos.
Para iniciarse como melonero, tuvo que relacionarse con los que tenían años en este mercado, pues dice no a cualquiera le venden, incluso las meloneras en Matamoros están cuidadas por jóvenes armados y pagan una cuota como permiso para poder comprar y vender la fruta.
Actualmente con cuatro camionetas en las que desde las seis de la mañana se transporta a comprar melones para luego instalarse en el punto más transitado a vender hasta que oscurece.
Ahí trabajan sus hermanos Luis ‘El Víbora’, Carlos ‘El Parra’, sus esposas y sus hijos, David de 8 años y Ulises ‘El Pechas’ son los más trabajadores, pues son los que más ayudan a embolsar y atender a los clientes que se acercan.
“A los chiquitos no los mandamos a los carros, a muchos compas los han aventado porque no saben cruzar, gracias a Dios mi familia nunca ha pasado accidentes, por eso los dejamos ayudando en otra cosa”.
Los pequeños David y Ulises, sobrinos de ‘El Cheras’ acuden a la escuela por las tardes, luego se dirigen al puesto a trabajar donde ganan de $300 a $400 diarios, haciendo sus ahorros para comprarse tenis y ropa.
“Nosotros les enseñamos a ganarse la vida honradamente, somos honrados, por eso damos el precio justo del melón, no nos gusta ser estafadores, le damos calidad y precio por eso ya vienen y nos buscan”.
Cuando se terminan las temporadas de melón, Eliseo y su hermanos, se dedican a la albañilería, pues aunque a costa de mucho esfuerzo y asoleadas ganan muy bien en la venta, es necesario seguir esforzándose en la obra en espera de que inicie otra temporada.