El desencuentro entre el cine mexicano y su público tradicional es la barrera principal que los cineastas de hoy deberán enfrentar para unificar a un público que por su diversidad cultural le resulta indiferente la realidad que se vive en México. Según expresó el cineasta Felipe Cazals este muro toma desprevenido a los artistas contemporáneos del séptimo arte.
El especialista en cine mexicano Felipe Cazals, manifestó que la indiferencia de los jóvenes ante los problemas sociales tampoco ayuda, pues habría que entender que el país ha cambiado mucho y repetir los errores del pasado parece común, "entre esos cambios está necesariamente las formas de cultura y su accesibilidad".[OBJECT]
El desencuentro surge porque no hay un sólo México si no muchísimos, "no puede haber un cine mexicano si no que tiene que haber distintos, todos hablan distinto, viven en condiciones distintas y sus oficios son distintos", alegó.
Entre las películas de actualidad buenas está, a su gusto, "La Jaula de Oro" donde se demuestran las preocupaciones actuales, sin embargo el público mexicano no quiere estar preocupado, "lo que quiere es no pensar, quiere ver comedias, olvidarse".
En su punto de vista los jóvenes están muy desencantados, son muy escépticos, pues todo lo que oyen se refiere a desajustes económicos, mentiras, corrupción, falta de seguridad, a un futuro incierto.
"No encuentra películas afines a esos temas, encuentra comedias, cuestionamientos políticos y en exceso productos que se refieran a la delincuencia como un hecho que no tienen barreras como si la delincuencia fuese una realidad que nadie va a poder con ella".
Expresó que el punto es unir ideas, aunque se dijo optimista en que vendrá un cine distinto que seguirá cuestionando la realidad, un cine más propositivo, más optimista, aunque la realidad no es para ser optimista ya que México está en transición.
En los años 40s, 60s o 70s el cine mexicano tenía una característica de similitud entre lo que pasaba en ese tiempo y las películas que se hacían, "los melodramas de Marga López pertenecen a una época melodramática, las de Pedro Infante a un cine popular", dijo.
La experiencia le enseñó que a la desgracia ajena no se le da sentido de humor
Felipe Cazals, aprendió que a la desgracia no se le da un sentido de humor, como en la actualidad lo hacen algunos cineastas como Damián Alcazar en sus películas como "El Infierno" o "La Ley de Herodes".
"No reflejan la realidad, abundan sobre el tema, inclusive tienen trazos de humor y en mi formación personal ésta me enseñó que la desgracia ajena en términos sociales no es para darle un sentido de humor, pero ese soy yo".
Señaló que tal vez su argumento suena pedante, pero las películas que hizo tenían un compromiso de decir lo que pensábamos.
Para el director, productor y guionista de cine mexicano todas sus películas son iguales, "todas tienen un mismo defecto, las puede haber hecho mucho mejor y no fui capaz y de eso me doy cuenta años después", expresó que al final del día los reconocimientos no esconden que pudieron haber sido trabajadas más severamente.
[OBJECT]Desafortunadamente para Cazals, dejó en el cajón docenas de películas que hubiese querido realizar, pero el ser director de cine, dijo es ser un atleta, "no sólo es una cabeza hay que tener una condición física de acero, a los 80 años ya no la tienes, eso lo resume todo".
Finalmente comentó que para él resulta muy injusto ir al cine, ya que siempre critica cada aspecto, sin embargo recordó la última escena que disfrutó, se trataba de una donde los protagonistas eran Lauren Bacall y Humphrey Bogart.
"Están sentados en un piano bar, Humphrey Bogart le ofrece de su cajetilla de cigarros uno a Lauren, ella acepta uno, le aspira, levantan su copa de martini, chocan sus vasos, es una típica escena norteamericana, les dan un traguito, ella lo ve a los ojos y le dice 'no va a ser posible'...maravilloso, en cuatro minutos está la historia de la pareja y su primer conflicto", finalizó.
LMG