Después de 10 años, así luce el Rancho el Huizachal, lugar que fue testigo de la masacre de 72 migrantes que fueron secuestrados en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, en ese punto a 22 kilómetros de la cabecera municipal quedaron los cuerpos con el tiro de gracia.
Hoy el lugar se encuentra enmontado, descuidado, desolado y de aquella bodega solo quedan las vigas oxidadas y las paredes frías, si hablaran pudieran describir segundo a segundo cómo sucedió aquella matanza que cimbró a Tamaulipas y México.
Ahí se puede apreciar un vehículo, al parecer fue quemado después de que la Marina rescatara los cuerpos. Se han colocado pequeñas cruces -72, para ser exactas -, cada una en memoria de los que murieron, sin poder cumplir su objetivo, llegar a Estados Unidos y poder mejorar sus vidas.
Debido a que no existe información que confirme de cuándo ocurrió, se presume que los hechos acontecieron entre el 22 y 23 de Agosto. Ahí 14 mujeres y 58 hombres -entre ecuatorianos, brasileños y un indio- fueron amarrados de cuatro en cuatro y tirados en el piso; así los comenzaron a matar, detalló uno de los sobrevivientes.
La masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, fue catalogada así por organizaciones internacionales debido a la saña en la que fueron asesinados; este hecho puso a la entidad bajo los reflectores a nivel mundial.
Estados Unidos emitió varias alertas para sus habitantes de no viajar a Tamaulipas; en sus comunicados calificó a las carreteras como muy inseguras por la presencia de grupos delictivos.