El hombre jamás ha temido y odiado a ningún cánido como al lobo. Hoy en día se sabe que es fuerte, inteligente, valiente y magnifico padre, así es el lobo mexicano, una especie en peligro de extinción que por no temerle al humano, no ha regresado a su hábitat.
Y es que antes de la llegada del hombre blanco al sur de Estados Unidos y al norte de México, el "Canis lupus baileyi" o lobo mexicano, tenía todo ese territorio a su disposición, controlaban los cauces de los ríos y mantenían en armonía el ecosistema que los rodeaba.
Sin embargo a principios de los noventas, los ganaderos se extendieron por Nuevo México, Arizona y Texas, así como a los Estados de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango, Zacatecas y Aguascalientes, en México, donde comenzaron a matar los mamíferos que el lobo consumía para subsistir.[OBJECT]
EL DOLOROSO EXTERMINIO
"El exterminio comenzó en 1950, no hay estimación de cuántos lobos había porque no se le daba la importancia a la especie hasta que vieron las consecuencias".
"Los bosques comenzaron a secarse, los depredadores herbívoros bajaban a comerse todo, ya no había quien los detuviera, ya no había lobos", expresó Antonio Valencia Reyes, médico veterinario zootecnista.
En esa época los ganaderos, a través de la Asociación Sanitara Fronteriza México- Norteamericana iniciaron una campaña apoyados por tramperos reconocidos, quienes usaron jaulas y veneno para acabar con "el peligro" y la rabia de los cánidos.
Según el "boletín de la oficina sanitario panamericana" presentado en marzo de 1965, los lobos acababan con el ganado y representaban focos de infección como la rabia, por lo que era necesario exterminarlo, así que iniciaron exposiciones en México sobre el uso de la estricnina y sus "beneficios".
En el boletín realizado por Donald G. Donahoo en 1965 se leyó: "un buen número de mexicanos adquirieron tabletas de estricnina, aprobadas para su uso... Los cuatro Estados fronterizos están en condiciones de prestar la ayuda necesaria en cuanto ocurra un brote de rabia".
Pero la muerte del lobito mexicano, de los más pequeños de la subespecie, era dolorosa, por horas sentían cólicos hasta su fallecimiento.
"Se les llamaban bocados mortales, los aventaban en diferentes partes... su muerte (de los lobos) era rápida y dolorosa, el veneno lastimaba el aparato digestivo, les ocasionaba hemorragia interna, un cólico fuerte", señaló Valencia Reyes.
Desafortunadamente en 1976 la especie fue declarada extinta en vida silvestre, así que se inició una campaña para intentar rescatarlos, e irónicamente la unión México-Americana contrató a Roy McBride, uno de los exterminadores principales, para rescatar la especie.
"Después de 5 años de búsqueda, logró la captura de una hembra preñada y cuatro machos, con esto inicia la lucha por la repoblación".
Sin embargo desde el inicio del programa binacional, no se ha logrado reintegrar al lobo mexicano a los bosques, debido a las leyendas urbanas que lo estigmatizaron de rabioso, sucio, de llevarse niños e inclusive de convertir hombres en lobo.
UN COMIENZO CON TROPIEZOS
Gracias a estos cuentos de fantasía, a la fecha el programa de reintegración no ha tenido éxito y su último gran fracaso fue en 2011, al internar a una familia de 4 lobeznos en la sierra de Chihuahua.
"En 2011 se soltó una familia en Chihuahua y fueron masacrados y envenenados, les dispararon, quedan los estigmas sobre la especie".
"Dicen que es un animal nocivo para el ganado, le achacan cosas que no hace y realmente el lobo lo único que quiere es alejarse de nosotros (los humanos)", señaló.
Esto ha aminorando la esperanza de algún día regresar la especie a su hábitat, pues actualmente se tiene un aproximado de 300 especies en toda América, 80 se encuentran en México y 9 en Coahuila, de los cuales quedan 3 cadenas genéticas.
Newton y Zeus, habitantes del Museo del Desierto, pertenecen a 2 de ellas e iniciaron su manada con Titina en el 2015 y ahora la incrementaron con el nacimiento de los 4 cachorros el pasado 12 de mayo, a pesar de todo pronóstico.
Y es que según explicó Fernando Toledo, responsable de fauna del MUDE, esto suele convertirse en un reto ya que los lobos necesitan interactuar y conocer a su pareja antes de decidir si quieren estar con ella.
SURGE LA MANADA
Cuando la hembra y el macho se conocen, las temporadas de apareamiento son sólo durante los primeros 3 meses del año y si la hembra no resulta preñada, deberá esperar al próximo año para intentarlo de nuevo.
Pero si la loba queda embarazada, se resguarda en la madriguera que construye y permanece encerrada durante los 63 días de gestación, recuperando su libertad un mes después del nacimiento, cuando los lobeznos comienzan a dar sus primeros pasos.
"Los cachorritos comen carne regurgitada, la madre los amamanta 5 horas al día y cuando el líder le lleva la comida, la mastica y la masa se la da a sus hijos", señaló el zootecnista.
Cuando hay un nuevo integrante de la familia, la manada unifica esfuerzos para alimentarse, es decir todos cazan y alimentan a las crías.
"Los lobos son muy sociables hacen manadas, la cría del año pasado ayuda a cuidar a las de este año y durante el periodo que la hembra está en gestación, los otros miembros le llevan el alimento a la madriguera", infirió Fernando Toledo.
Gracias a estos nacimientos, personal del MUDE se ha percatado de la autenticidad del lobo mexicano.
El "Canis lupus baileyi" en realidad no es como lo pintan, son una familia sobreprotectora y a través de sus aullidos, movimientos de cabeza y vigilancia alrededor de su madriguera protegen a los pequeños, los líderes se encargan de la protección, pero el resto coopera.
Entre los hábitos más importantes destacan cuando inician una manada, los padres son los únicos que tiene derecho a reproducirse.
"Sólo se reproducen mamá y papá, los otros no se pueden reproducir aunque estén en celo porque no son los líderes, así que el resto se separa del grupo y tiene que iniciar una camada".
70 años atrás, tenían toda la zona Norte para iniciar su camada, pero ahora deben esperar a cumplir con la edad de reproducción para ser trasladados a otro lugar y buscar acoplarse a la pareja que les asignen, a la cual el líder alfa será fiel hasta la muerte, aunque en caso de quedar viudo buscará un reemplazo que le ayudará a fortalecer su manada.
"Buscan esa diversidad genética que la naturaleza dictaba, podían avanzar buscando otro clan, pero en esos viajes fueron masacrados, era una especie que podía recorrer toda la república".
PARA SOBREVIVIR TIENEN QUE TEMER AL HUMANO
Y es precisamente este proyecto binacional el que busca regresar a los lobos mexicanos a su hábitat, pero no podrán hacerlo si el lobo olvida su instinto salvaje de caza y se humaniza.
Valencia Reyes dijo: "para sobrevivir el lobo necesita tener miedo del humano, que tengan miedo los mantiene vivos, cuando se humanizan o se acostumbran a convivir con los humanos es fácil que se acerquen a sectores poblacionales donde seguro los matarán".
Señalaron que cada año se realiza la convención del lobo mexicano, esta ocasión le corresponde a Estados Unidos, donde se replantearán las estrategias para reintegrarlo a los bosques, sin embargo antes se realiza una pre liberación.
En las comunidades indias de Estados Unidos se realiza la preliberación, son espacios abiertos, donde se les monitorea y se analiza sí puede cazar y sobrevivir lejos del humano, sin embargo como siempre han vivido en cautiverio, la mayoría no saben cazar, así que se les enseña.
Para preparar a sus inquilinos, el MUDE coloca un conejo o un ave viva en cada espacio y el líder acompañado de su hija van en búsqueda de la presa, posteriormente la llevan a la hembra, quien la reparte entre los miembros.[OBJECT]
"En realidad ellos comen un kilogramo de carne al día y el conejo o el ave se los damos para que no olviden su instinto de caza, ellos van por su comida como si estuvieran afuera".
Cuando los lobos estén listos se les dejará en libertad, pero ahora con una nueva estrategia de informar a los ganaderos sobre la liberación de los lobeznos y con la promesa de pagar al doble por cada animal que les mate un lobo.
"Para evitar que los ganaderos saquen provecho, un forense veterinario revisa a las víctimas y determinan causa de muerte y si es imputable al lobo, el seguro paga".
El seguro es financiado en mayor parte por Estados Unidos, quienes han conseguido la aprobación de los ganaderos a quienes intentan convencer que los lobos no son peligrosos para el ecosistema.