"El duelo ante un suicidio es la situación más difícil de tratar por un tanatólogo, esto debido a que se genera en la persona allegada una serie de preguntas que no logra concretar y llega a tardar de uno a dos años en asimilar y aceptar la pérdida de un ser querido".
Esto en palabras de Susana Dingler, integrante del grupo de tanatología del Hospital Universitario de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC).
En el marco del cierre de conferencias sobre el duelo y la tanatología, Dingler señala la importancia que tiene la participación de un especialista en duelo emocional ante la pérdida de un ser querido y más ante un suicidio.
[OBJECT]“El suicidio deja muchas incógnitas en el familiar que se queda puesto que genera una gran incertidumbre de qué pasó, de qué no le di para que tomara esa decisión y por ello son casos difíciles de tratar”.
Como causa inesperada, tanto el suicidio como una muerte por un accidente deja en los familiares y conocidos una crisis de incredulidad ya que ven como un sueño la posibilidad de ya no ver a su conocido.
Menciona que ante cualquier pérdida humana se presenta un duelo inevitable, el cual resulta ser como el bálsamo de cada sufrimiento y el tanatólogo ayuda a llevar ese dolor para aceptarlo y seguir con las actividades diarias.
“Es aproximadamente a los tres meses cuando se siente más y cuando la depresión se asienta con mayor fuerza y los afectados actúan de manera diferente y se les dificulta llevar una vida normal”.
rcm