El temor de las empresas ante empleados con cáncer

Sobrevivientes a este padecimiento en Torreón, explican como fue el proceso desde un punto de vista laboral.

El cáncer es la tercera causa de muerte en México. (Ana Victoria Félix)
Luis Carlos Valdés
Torreón, Coahuila /

El cáncer es la tercera causa de muerte en México, en donde cada año se registran más de 190 mil nuevos casos, de acuerdo a registros de Instituto Nacional de Cancerología, además de 5 mil casos de sobrevivientes a esta enfermedad.

Alejandra Soto Martínez así como Leticia Ivonne Camacho Goytia, son dos mujeres laguneras que no se conocen, pero que la vida les ha llevado a un punto de coincidencia: El cáncer.

Alejandra y Leticia son guerreras que han logrado sobrevivir a los estragos de este padecimiento. Ellas, al igual que miles de mujeres, también han vivido el desgaste físico y emocional que representa lidiar frente a frente con este diagnóstico, al igual que el impacto al tener que continuar con su vida familiar y su reinserción a la productividad laboral puede implicar un costo aún mayor.

En agosto del 2018, Alejandra Soto recibió su diagnóstico y la noticia le transformó la vida, el impacto fue en lo personal, emocional y físico, pero también en el entorno laboral que tenía hasta ese momento en un medio de comunicación radiofónico en Torreón, en el que conducía un programa de radio y cubría además actividades en el área de Ventas y Publicidad.

Hoy, a sus 40 años, considera que ha sido hasta casi un año después que realmente se ha reinsertando en su vida laboral al 100%.

“He estado aquí trabajando, me ausentaba cuando tenía que recibir la quimioterapia”.

Los recuerdos no son fáciles de sacar a relucir, pues cuando la diagnosticaron, de inmediato procedió la primera operación de seno, sin embargo, tuvo que someterse a otra operación en el mes de octubre de ese 2018, y luego a partir de marzo de 2019 empezó a recibir quimioterapias.

Aunque existió el temor de la reacción de sus jefes al saber la noticia, la realidad fue favorable para ella:

“La empresa me trató muy bien, tengo aquí veinte años trabajando, tengo jefes que han sido muy comprensivos. Cuando he tenido que incapacitarme lo he hecho sin problema, me han encontrado las soluciones para que esté lo más tranquila posible”.

Reconoce que su caso es muy particular y de alguien afortunado, ya que sabe que no todos tienen esa facilidad de parte de las empresas.

“Para empezar en el tema de los trámites, incapacidades, me apoyaron y mis compañeros de todas las áreas me apoyaron para realizar las actividades que yo hacía, mi trabajo se quedó en manos de otras personas sin que me pidieran nada a cambio”, agradeció.

UNA OPERACIÓN MÁS

En julio de 2019 tuvo una operación más y se volvió a ausentar. Recuerda que los períodos más largos fueron cuando tuvo cada una de las tres operaciones. En lo laboral sí implicó que dejara su programa de radio, además en el tema de la comercialización, también tuvo que bajar el ritmo de trabajo pues sabe que no estuvo al 100%.

“No podía ir a buscar clientes nuevos. Al principio que estas en las quimioterapias, no conoces tus reacciones, me sentía con el cuerpo cortado, cansada, venía a trabajar y no estaba al 100%. Me tomaba el jueves para recibir las quimioterapias, descansaba el viernes y todo el fin de semana lo dedicaba a superar los efectos físicos, para luego, regresar a trabajar”.

Para una quimio ella llegaba a las 8:00 horas, la cita la tenía a las 10:00 y salía hasta 15:00 horas.

"Lo más difícil de estar ahí es escuchar las historias de la gente que ahí se la pasa. Nadie sabe lo que tiene, este mundo no es real hasta que estas ahí. Pero también este tipo de enfermedades son una oportunidad para ver lo bueno que tienen las personas. Todos muestran comprensión, empatía y en ese círculo, sí hay muchas historias de fortaleza”.

Ella recuerda que la primer quimioterapia la compartió con un niño de ocho años, Abraham, que es para ella “un ángel”, porque él le dio la fortaleza para enfrentar los tratamientos. Tras cinco meses de estar en tratamiento, ahora está únicamente en revisiones.

“Lo mío fue favorable porque lo descubrí a tiempo y porque me quité los senos, lo que me ayudó a no recibir radiaciones. Fue un año incierto y de cambios, por eso dejé muchas cosas laborales”.

Desde que se quitó los senos, comenzó un proceso de reconstrucción, le colocaron expansores que tenía que estar revisando periódicamente, tuvo que recibir ayuda psicológica y aunque su pronóstico es bueno y tiene confianza plena, sabe que nadie le puede asegurar que no regrese, el temor está siempre presente.

Hoy, Alejandra quiere disfrutar de la vida, de su trabajo, pero de sí misma. Seguir viajando, compartir más con las personas, con los seres queridos, dar cariño a los demás y disfrutar todas las experiencias que la vida le pone nuevamente en el camino.

LETICIA IVONNE CAMACHO

La historia de comprensión laboral que vive Alejandra Soto no se repite en la mayoría de los casos. Leticia Ivonne Camacho, es una madre de familia de 66 años de edad, ella se graduó de Ingeniero Industrial Administrador, de la UANE.

Pensionada por el Seguro Social, ella ha logrado tener negocios propios, sin embargo, fue en el 2016 cuando le diagnosticaron cáncer en los ovarios. Su vida cambió radicalmente.

“Cuando me diagnosticaron tenía mi negocio de comida, tuve que cerrar por seguir con el tratamiento”.

Pero su vida productiva tenía que continuar, fue así que entró a trabajar a un gimnasio, sin embargo, contrario a lo que se visualizaba, aunque en principio si hubo flexibilidad de horarios para que asistiera a recibir los tratamientos, finalmente le cerraron la puerta ya que “amablemente” le dijeron que no podía seguir trabajando hasta que no estuviera bien y que cuando eso pasara la aceptarían de regreso, cosa que no pasó.

Duró un año en que sus condiciones mejoraron, pero en 2018 tuvo que retomar el tratamiento. Gracias a su pensión en el IMSS y al servicio médico que tiene, fue que pudo continuar con las quimioterapias.

Hoy Leticia Ivonne trabaja en una asociación de atención a niños con autismo llamada "Sonrisa Azul", en donde lleva dos años como administradora.

“Me siento a gusto, me sirve tanto la convivencia con los niños, me permite distraerme, ya que el tratamiento es muy fuerte. Sigo yendo al trabajo, pero así me doy el valor para seguir adelante”.

Cada 21 días tiene que ir a la clínica para recibir la quimioterapia, donde dura de tres a cuatro horas, al cuarto día es cuando se sienten los efectos.

Para recibir su tratamiento, tuvo que adaptar sus citas para no afectar tanto su trabajo, a donde falta sólo los viernes, descansa sábado y domingo y ha tenido que pedir permisos para ir a tratamiento o a consulta, pero procura programar su trabajo.

“Emocionalmente uno tiene que prepararse para enfrentar la enfermedad, es complicado, ya que además tienen que pensar en la familia. A mí me ha ayudado mucho mi hijo (Ernesto), porque él siempre me ha dicho: No tienes nada, estás bien y eso me da fuerzas para salir adelante. Ernesto siempre me da ánimos, me apoya para seguir adelante y también es invaluable el apoyo de toda mi familia, mi hermana, sobrinos y las amistades que uno no piensa que las tiene hasta que muestran su apoyo”.

¿QUÉ PREOCUPA A LAS EMPRESAS?

Las historias de Alejandra y Leticia dan muestra que una de sus grandes preocupaciones fue la respuesta de las empresas a su padecimiento, incluso para poder recibir tratamiento tuvieron que programar sus citas para no afectar aún más sus horarios laborales.

Ivonne Vargas vocera en Capital Humano de la firma Penguin Random House, autora del libro ¡Contrátame! y especialista en temas de educación, desarrollo laboral y gestión, de acuerdo al estudio denominado “El Cáncer en los Centro de trabajo”, que realizó la farmacéutica Briston Mayers a empresas y trabajadores en torno al tema del cáncer, el 52% de las empresas, señaló que les preocupaba la disminución de la productividad, a más del 50% le preocupaba el incremento en las pólizas médicas.

La especialista dijo que el objetivo de esta encuesta fue precisamente identificar las herramientas con las que cuentan las empresas para atender a pacientes que han padecido cáncer y saber si cuentan con protocolos organizacionales para brindar atención a empleados que regresan a su vida laboral tras ser diagnosticados, y su proceso de tratamientos médicos para superar la enfermedad.

Bajo la pregunta ¿cuál de las prácticas empresariales se tienen para generar bienestar en la compañía? Ivonne Vargas fue tajante en señalar:

“Como no están preparadas, el primer síntoma que muestran las empresas, es el temor porque no saben qué hacer”.

CONCLUSIONES

Para la especialista, el estudio muestra que hay que mejorar la comunicación y el acceso a la información, proveer de asesoría con respecto a los aspectos laborales y emocionales a los empleados, en donde sólo en algunas empresas transnacionales hay grupos de apoyo.

“Si hay que mejorar las estrategias con enfoque en previsión de cáncer, sobre todo en los mandos medios hacia arriba, es decir, en aquellas personas que tienen personal a su cargo, en un gerente, en un director, tiene que haber programas de sensibilización en el tema del cáncer”.

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