Dentro de la última etapa de las festividades de Cuaresma llega la Semana Santa y con ella una de las tradiciones más ricas y dulces en Guadalajara; las empanadas, este exquisito pan con un espeso relleno que se vende y consume al por mayor en este temporada.
El origen de esta tradición no es claro, sin embargo una de las versiones cuenta que ante la prohibición de la iglesia de comer carne en esta temporada se optó por este pan relleno principalmente de atún o alimentos salados. Lo que sí es seguro es que el nombre de las empanadas tiene que ver con envolver en masa de pan un relleno y sellar sus orillas, a eso le llama “ampanar”.
Sea cual sea el origen de las empanadas, en Guadalajara se ha vuelto una tradición obligatoria que al hacer la visita a los 7 templos se deguste de este delicioso manjar que en estos días es tan popular por la gran variedad de estilos y sabores.
Previo a Semana Santa miles de panaderos se alistan con los ingredientes y todos los elementos para realizar su producción, tal es el caso de la panadería Becerra, propiedad de Cecilia Becerra, una joven de 25 años que tras un viaje a Tijuana y sin conocer absolutamente nada de panadería le apostó a este negocio y ahora aunque con poco tiempo, se ha convertido en toda una empresaria del pan y para este año tendrá una producción de 8 mil empanadas para el jueves santo.
“Fue una locura, conocí a un panadero, me gustó mucho su trabajo y lo invité a Guadalajara, se vino aquí y estuvo dos meses conmigo, instalamos el negocio en una semana, no teníamos absolutamente nada, después él se fue y yo me quedé a cargo de todo”, dijo en entrevista.
Aunque sorprendidos y dudosos, sus familiares así como sus propios ahorros fueron pilares importantes para que Cecilia pudiera concretar y hacer que funcionara su panadería, luego de que su compañero panadero se fue, ella emprendió una búsqueda de uno nuevo que le ayudara fue así como conoció a César Iván un panadero que desde los 6 años aprendió del oficio.
“Yo empecé porque no había opción en mi casa, tenía que trabajar y había panadería en mi casa, tenía que levantarme a ayudar y después ir a la escuela, desde que tenía 6 años, tengo 38 años. Me gusta la panadería artesanal, todo lo básico que hacemos aquí en Guadalajara, el picón, las empanadas, también hago repostería”, dijo César.
A un año siete meses de que comenzará el sueño, en la panadería hacen mil piezas de pan dulce al día y cien piezas de pan mini para hoteles. Lo que buscan principalmente es lo tradicional y que los sabores el pan artesanal lleguen a todo Guadalajara, lo mismo pasa con las empanadas, el año pasado sin buscarlo Cecilia obtuvo un permiso para vender en el Centro Histórico y fue esta una prueba de fuego.
“Estuve en el templo de Capuchinas, yo siento que me fue de maravilla, no nos dimos abasto, conforme iban llegando las empanadas se iban acabando. A mí me gusta darle una bonita vista a lo que tu elaboras, porque de la vista nace el amor, entonces si llegaban las empanadas y estaban calientitas y bonitas en comparación a las demás, se vendían mejor”, detalló.
Para este año están mejor preparados pues saben se trata de un evento de gran magnitud. “Empezamos a preparar las mermeladas desde antes, comenzamos con las frutales porque esas tienen unos días más de vida, las de leche deben ser al momento, ya compramos harina, manteca, azúcar, sal y agua, que es el elemento básico, también ya tenemos toda la fruta necesaria para empezar a elaborar las empanadas y todo lo que necesitamos”.
En su búsqueda por mantenerse en lo tradicional sólo ofrecen sabores típicos; leche, piña, fresa y camote, ellos mismos hacen las mermeladas y la elaboración es manual.
“Para mí lo tradicional es eso y es lo que la gente busca. Mantener un proceso tradicional es bastante difícil porque a estas alturas los panaderos ya no quieren trabajar a mano prefieren usar sus máquinas, pero aquí hay un elemento importante; si tu remuneras bien a las personas que te ayudan ellas con gusto harán su trabajo.
“La verdad si resulta más fácil llegar y comprar tus cubetas de mermelada, pero si a mí un pan me gusta son las empanadas, a mí no me gusta la mermelada artificial, una buena empanada para mí el secreto es el relleno, por eso pienso que hay que ponerle fruta de verdad y con calidad”, dijo.
Cecilia y su equipo de trabajo se dicen complacidos con lo que han logrado así como con la experiencia de vender en el Centro.
“Es muy bonito, yo des digo -‘Señora a sus órdenes, mire las empanadas son de futa natural, están muy ricas, pruebe el pan’- este se les deshace en la boca comparado con las otras, les gusta y traen a toda su familia y eso atrae a más gente que se te amontona y en cinco minutos se te acaban todas las empanadas. Es muy padre escuchar que a la gente le gustan y que las comparen, lo mejor es ver que la gente compre y disfrute su pan”.
SRN