Ejidatarios de este poblado de El Cuije recibieron la noticia por parte de las autoridades del Registro Agrario Nacional (RAN), que era el único ejido en Coahuila que promueve y fundamenta el trabajo colectivo. Forma de trabajo que sus habitantes protegen con orgullo y fervor desde 1936. Orgullosos también se dicen porque el general Lázaro Cárdenas acudió en dos ocasiones, pidió café, frijoles del jarro y bailó polkas con las mujeres de aquella época.
De acuerdo al señor Artemio Zavala Cervantes, ejidatario de dicho poblado, la noticia que las autoridades agrarias les dieron, los llenó de orgullo porque continúan en dicho régimen, gracias al amor por la tierra que les dejaron sus antepasados.
Considera que el factor que les ha permitido continuar así, ha sido el aprendizaje que les dejaron sus padres, “la disciplina, el amor por la tierra y el entender que uno solo no se manda, sino que es una asamblea”.
Desde que Lázaro Cárdenas otorgó las tierras a este ejido no se ha vendido ni un metro de tierra, esto es por el valor transmitido de generación en generación de conservar el patrimonio, afirmó el ejidatario.
En este ejido ubicado al norte de Matamoros, Coahuila, sobre la carretera que conduce al municipio de Francisco I. Madero, también de Coahuila, los ejidatarios cuentan con 500 vacas, y siembran forrajes para alimentarlas.
Son 50 ejidatarios, dueños de más de 100 hectáreas, asegura Artemio, quien forma parte de la asamblea ejidal, quien dice que pese a que hay ocasiones en que existen discrepancias entre ellos en los acuerdos que se toman, finalmente se da el consenso para sostener la organización, pues son sabedores de que es la única manera de preservar sus costumbres, gozar de la vida del campo y con la calidad de vida que los hace sentir orgullosos de su linaje.
El Cuije, único ejido colectivo en Coahuila
De acuerdo a Alejandro Sánchez Manzanares de la Procuraduría Agraria en Torreón, El Cuije actualmente es el único ejido de Coahuila que está operando como colectivo, porque siguen manteniendo su establo bajo el trabajo de unidad. De hecho los ejidatarios de El Cuije, son accionistas del grupo lechero más importante de la región y del país, tienen derecho a la sociedad cooperativa.
Consideró que a nivel nacional sí sigue habiendo ejidos colectivos, en otras regiones siguen pero aquí en Coahuila, El Cuije, es un ejido lagunero que opera bajo ese esquema.
Afirmó que los otros como Manantial y Batopilas, mismos que también eran colectivos, ya no se manejan así. Manantial dejó de serlo por el caso de la noria.
Al cuestionarlo sobre si el reparto agrario fue un fracaso, finalmente dijo que no, sino que los tiempos cambiaron, se ha tenido un relevo generacional en los ejidos, se puede recordar que la primera generación de ejidatarios fue la de 1936 y al fallecer los del 1936, llegan los hijos y posteriormente los nietos y hoy en día el detalle que se encuentra es que a los nietos no les interesa tanto la tierra, porque ven un nicho de oportunidad en otras áreas de oportunidad, comentó.
Lo que influyó también es que hubo una etapa donde no hubo mucha agua en las presas, lo que no era costeable para un ejidatario sembrar dos hectáreas.
Poblado tranquilo, donde la gente no abandona sus recuerdos
El Cuije es un poblado donde al caminar por su calles se respira la paz, se puede admirar los porches donde lucen las macetas y las buganvilias en los jardines que cada casa tiene al exterior.
Su gente es amable, tanto jóvenes como mayores, a los ancianos les gusta conversar y no se niegan a hablar de sus recuerdos, recuerdos que para algunos son vagos.
Pero si hay algo que les emociona es el recordad las dos ocasiones que el General Lázaro Cárdenas estuvo de visita en El Cuije, es una plática que les apasiona.
Relatan sobre todo la segunda ocasión: Dicen que el General Cárdenas ya no era Presidente de la República, y llegó a Torreón, y luego lo llevaron al ejido y bailó polkas con las mujeres.
Eso para don Eligio Pérez Sánchez, de 96 años, Aureliano Martínez Crispín, de 87 años y Santiago Sánchez, de 73 años, fue muy singular y les causa gran emoción relatar la anécdota, pues ríen cuando cuentan la historia, aseguran que en ningún ejido de Matamoros y tal vez de Coahuila, el General Cárdenas se relajó tanto como en ese lugar.
El ejido de Lázaro Cárdenas
Natalio Vázquez Pallares, en uno de sus artículos en línea publicados por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aborda el tema sobre el concepto cardenista del ejido, donde dice que el ejido colectivo nace en la lucha de obreros agrícolas contra la burguesía rural. La huelga es su progenitora.
La Laguna fue una expresión y símbolos de esta lucha de clases.
Son obreros los que edifican estas nuevas fábricas agrícolas: los ejidos colectivos. Y Cárdenas los abandera, los defiende y los organiza.
Fue firme su convicción de que el ejido colectivo, tenía las posibilidades reales de organización y producción modernas. Según Vázquez Pallares, para él, los ejidos colectivos deberían llegar a constituir las unidades de mayor productividad en el campo y cuestión fundamental, la columna vertebral del mejoramiento social y económico de los campesinos en su conjunto.
Este ejido fue obra de Cárdenas y de las luchas campesinas por su independencia económica y su liberación social. El agrarismo con Cárdenas se hizo ejido, se hizo propiedad social.
El Cuije, único ejido con espíritu del Reparto Agrario
Los 50 ejidatarios que conforman la Unión de Producción Agrícola El Cuije y han tenido éxito con una infraestructura rural, que costó más de 4 millones de pesos, a través de un proyecto autorizado por el Gobierno Federal.
El proyecto incluía techumbres y áreas especiales para las vacas que producen de manera ecológica gran parte de la energía necesaria para los equipos, además de contar con una sala de ordeña y tanques de enfriamiento con capacidad para 8 y 5 mil litros, explica Artemio Zavala.
No ha sido fácil, comenta, pero los ejidatarios de El Cuije quieren y saben trabajar la tierra que es suya.
“A nosotros nos da tristeza ver que a nuestros compañeros ejidatarios, que después de que vendieron sus tierras ahí andan trabajándole al patrón cuando antes ellos lo eran, ahorita casi todos los terrenos ejidales ya son de las pequeñas propiedades”, expuso.
Elijio Pérez Sánchez
Eligio Pérez Sánchez, tiene 96 años, nació el día 1 de diciembre de 1924 y recuerda que cuando estuvo Lázaro Cárdenas en El Cuije, él tenía como 40 años de edad.
Recordó que en una ocasión el General llegó a este poblado para un aniversario de reparto agrario, un 8 de diciembre y la gente se le juntó para saludar, y cuando empezó la música bailó.
“Cómo me acuerdo que agarraba a una y luego a la otra, y pues todas tenían y querían salir a bailar con él”.
Santiago Sánchez, de 73 años
Manifestó que al General le gustaba la música, convivir con la gente ranchera, incluso a la escuela de este ejido le pusieron su nombre.
Al cuestionarlo sobre si hubo fotos del día en que el General Lázaro Cárdenas bailó con las mujeres de ahí, dijo que no.
“Nosotros no tenemos, lamentablemente, pero esos recuerdos están bien grabados en nuestras mentes”.
Aurelio Martínez Crispín, 88 años
Aureliano Martínez era ejidatario, pero le pasó los derechos a su hijo y relata que la primera vez que estuvo en El Cuije, Lázaro Cárdenas.
“Yo estaba jovencito, fue en 1938, vino invitado por el primer comisariado de El Cuije de nombre Julio Quiroz, ejidatario de 1936. Era en aquél tiempo pura labor a todo lo largo el rancho y ahí había una plaza o calle con un tejaban y ahí lo recibieron”, dijo.
Relata que el General era bajo de estatura y robusto, de buen trato con la gente.
Para Aureliano, Lázaro Cárdenas sí deseaba el bienestar del campesino, pero cuando la reforma al Artículo 27 de la Constitución, todo cambió, todas las tierras fueron vendidas.
Al igual que Eligio y Santiago, cambia su rostro al recordar tiempos aquellos y claro, como ellos, también se acordó de la ocasión en que el General Cárdenas bailó con las señoras de El Cuije.
“Me acuerdo mucho que llegó y se sentó muy cómodo, le ofrecían refresco, pero el pidió café, entonces las señoras corrieron inmediatamente para prepararle una olla pues era muy cafetero, además de otros alimentos, luego bailó con las señoras, ya todas casadas, ellas ni nos pedían permiso a los maridos, dijo entre risas.