Con veladoras, collares de flores y copaleros, pobladores y niños de la localidad de Cuapaxtitla, municipio de Huejutla de Reyes, realizan oraciones en un lugar sagrado en medio del río, que está prácticamente seco, para pedir a dios que lleguen las lluvias a la región.
En esta novena la participación de los niños es muy importante, quienes oran con fe y devoción para pedir a dios por las lluvias, así lo indicó en entrevista para MILENIO Osvaldo Hernández, catequista de la localidad de Cuapaxtitla.
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“Hicimos una pequeña ofrenda acerca de la novena, aquí le pedimos a San Isidro Labrador, a San José y al Cristo Rey para que nos manden sus benditas lluvias, los niños, tienen que venir los siete niños los 9 días, los mayores de la familia para que llamen el agua y el último día se hace la ofrenda a la madre tierra, a San Isidro Labrador, a San José”.
Los niños y niñas portan trajes típicos de manta, con collares de flores y sus trenzas, de manera tradicional.
“La vestimenta de los chamacos, es de nuestros abuelos, de las abuelitas, así como vieron a las niñas vestidas de abuelita, a los chamacos vestidos de abuelito, es la ropa típica que usan aquí los abuelitos, las abuelitas, que más ocupan aquí, para que no se pierda la tradición de vestirse así”.
La niña Sandra Melisa Hernández señala que sus peticiones las hace con mucha fe a la Virgen de Guadalupe.
“Venimos a llamar agua aquí, para que la virgencita nos dé agua, porqué en estos tiempos no tenemos agua y lo vamos a necesitar mucho”.
Marlene Hernández, quien es otra de las niñas participantes, señala que la sequía los está afectando mucho.
“Necesitamos agua, nos hace mucha falta el agua, no llueve, está todo seco el río, los pocitos, ya se están secando todos”.
Luego de orar, degustan de los alimentos ofrecidos a la madre tierra y conviven entre ellos.
“Compartimos los alimentos, los tamales, para darle gracias a la madre tierra y a la madre naturaleza… el último día se hace la ofrenda a la madre tierra”, puntualizó, Osvaldo Hernández.
Aunque los resultados de este ritual no se pueden predecir, los pobladores esperan que la inocencia y ferviente devoción de los niños, así como su sincera petición de las lluvias, tenga respuesta positiva, pues llevan alrededor de tres meses sin agua.
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