Entre plásticos, desechos y malos olores, así es el mundo de pepena en Bordo de Xochiaca

Sin contrato laboral, seguridad social y la constante exposición a todo tipo de sustancias nocivas, es como se vive a diario la pepena informal dentro del basurero del Bordo de Xochiaca.

Pepenadores en la Ciudad de México. (Especial)
Miguel Ángel Pérez
Ciudad de México /

Sin equipo que proteja del fuerte olor o de los gases tóxicos proveniente de la descomposición de residuos, Alejandro, quien decide llamarse así por temor a perder su trabajo, se prepara para separar residuos de mano a mano dentro del el basurero municipal “Neza 3” del Bordo de Xochiaca sin la certeza de cuánto dinero pueda ganar.

Desde los ocho años este trabajo lo acompaña día a día. Antes en Plaza Jardín, terrenos que ahora ocupa el Centro Comercial Ciudad Jardín Bicentenario, y hoy en Villada o Neza 3.

“Es un trabajo que me gustó de niño; es la herencia desde mis abuelos, un oficio que me agrada, aunque sea de sufrimiento y mucho dolor (…) mis abuelos eran recolectores de basura al igual que mi papá; mis hijas ya están independientes de mi trabajo, porque no les gustó”.

De paisaje lúgubre y naturaleza muerta luce el basurero municipal que se ubica en la ya popular Avenida Bordo De Xochiaca, tiradero que forma parte de los 49 sitios no controlados en el Estado de México para depósito de Residuos Sólidos Urbanos (RSU), vertederos sin consideraciones ambientales.

A este tiradero a cielo abierto ingresan al día un estimado de 900 a mil toneladas diarias de desechos domésticos y urbanos (300 toneladas menos antes de pandemia), residuos que producen 1 millón 77 mil personas que viven en el municipio, según datos del último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2020.

Bajo el título de "tiradero controlado" por su sistema de venteo y tratamiento en lixiviados, aún existe basura estacionada desde hace dos años, la cual se trasladaba al relleno sanitario particular "El milagro" en el municipio de Ixtapaluca con quienes tenían un acuerdo.

Desechos que que hoy quedan bajo tierra en los llamados "confinamientos" y que, aunque menor cantidad, y al contar con ventila, se expiden gases tóxicos provenientes de la descomposición.

A pesar de la proliferación de plagas y la posibilidad contraer alguna enfermedad, para Alejandro no representa impedimento para recorrer a diario las 30 hectáreas de las que se compone el basurero con 16 años de vida.

“Los pulmones son los que se afectan, luego me agito mucho, también me da infecciones de la garganta; por mi cuenta es atenderme, yo pago todos los gastos. Me he inyectado contra el tétano, me he curado, todo por mi cuenta”.

"Nosotros trabajamos para sobrevivir"

“Nosotros trabajamos para sobrevivir”, dice Alejandro en medio de la bulla de carretoneros que entran y salen del tiradero, pues con el dinero que percibe al día no completa para una canasta básica o la renta de su casa: “Ganamos muy poco de a 100…150 pesos por día”, situación que también lo orilló a no darle estudio a sus cuatro hijas, quienes hoy se dedican solamente a trabajar.

En las diferentes etapas del manejo de los RSU, se encuentran personas que pertenecen al sector informal de la economía, que de acuerdo INEGI, al cierre de 2021 se registraron 31. 6 millones de personas en esta modalidad, es decir, el sector formado por trabajadores a los que se elude los derechos sociales como el registro a la seguridad social o salud, quienes representan una tasa del 55.8%; 0.4 % más alto que en 2020.

Dirigentes o llamados “lideres” son para quienes recolectores como Alejandro trabajan, quienes pertenecen a organizaciones no reguladas por el municipio, los cuales controlan el proceso de comercialización de lo que se separa dentro del Bordo y a quien debe pagar una cuota de 100 pesos al mes para poder trabajar.

“Tengo un dirigente que nos manda. Estamos muy lejanos del municipio, no hay un convenio que nos asegure, nosotros solo trabajamos para sobrevivir (...) él supuestamente tiene papeles desde su papá a quien lo respetaban en el municipio. Desde ahí lo respeta también”.

Y a pesar de tratarse como un trabajo generacional, tampoco es seguro, pues no tiene permitido recolectar nada que no sea adentro, porque es expulsado.

PET, fierro, hule, cartón, archivo (papeles) y aluminio, es lo que recolecta y vende por kilo dentro del Bordo, sin embargo, se ve inmerso en injusticias, pues “nos sacan sin saber 20 (…) 50 pesos, me doy cuenta, son injustos, los pesan a la forma de ellos”.

“La vida del pepenador es de sufrir mucho, porque uno ve tantas cosas como accidentes. Es triste para nosotros, nos ponemos a cooperar como podamos para ayudar a esa persona (…) una vez la máquina –que barre la basura- aplasto a un compañero y falleció. Nos pusimos tristes porque era una persona de años, que con nadie se metía…la maquina era del municipio, ellos respaldaron a la familia con una ayuda, pero no sé cuánto fue”.
“Me gustaría que nos apoyaran en cuanto a seguro más que nada…algo mejor, pero no exigimos porque estamos en un trabajo libre, no de fábrica”, son las últimas palabras de Alejandro, minutos antes de ingresar a su jornada de trabajo en Neza 3.

ledz

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