Con ‘El Indio’ iniciaron hace quince años el proyecto de equinoterapia. Luego llegaría Apache, un caballo pinto seguido por Moreno, un alazán. El Centro de Terapia Equina Santa Sofía sólo debió cerrar en cuanto se decretó la pandemia, pero ahora y con citas, las familias y los menores pueden volver a tomar su terapia aportando una cooperación voluntaria.
Rocío García Cossío, coordinadora del Centro de Terapia Equina, explicó que el proyecto lo inició el médico veterinario Juan José Arellano en la ciudad de Matamoros, pero luego se movilizó a Torreón. Ella se sumó siete años atrás toda vez que su familia pertenece a la Federación Mexicana de Rodeo y practican las disciplinas de este espectáculo.
“Nosotros como teníamos los animales, los caballitos, decidimos prestar servicio con ellos para poder apoyar al médico Juan José Arellano. En este espacio partimos de la idea de apoyar a niños con ciertas discapacidades, aquí básicamente el caballo lo utilizamos como mediador con fines terapéuticos para los pacientitos. Aquí nuestro principal objetivo es el atender a niños de escasos recursos y se les ayuda en lo físico, en lo cognitivo y en lo social”.
Aunque la Comarca Lagunera nació con vocación agrícola, en el caso de Torreón que apenas tiene 113 años, la población ahora es eminentemente urbana, motivo por el cual el entendimiento con los animales cada vez se vislumbra más lejano. Más aún si se trata de un animal de grandes proporciones como lo es el caballo.
Rocío explica que un beneficio adicional es la reconexión de los visitantes con los equinos, y en particular a los niños, inmovilizados cada vez más ante el uso de la tecnología y las redes sociales.
“La cercanía ayuda emocionalmente, se pierde el miedo y se adquiere confianza, sobre todo a perder el miedo porque es un animal una dimensión muy grande, pero el caballito da mucha seguridad, ayuda también con el autoestima y lo más hermoso es el vínculo con la naturaleza y el poder acariciarlo, atenderlo, cuidarlo y finalmente montarlo porque es un caballo terapéutico”.
Lo primero que se enseña a los pequeños es el mantener el vínculo con los caballos, es decir, se lo presentan para que lo conozcan, lo acaricien y lo sientan. Esa aproximación permite que el niño emocionalmente se comprometa con el animal como para incluso querer darle de comer o montar sólo a su animal favorito.
“Dicen ‘Ese me gusta’ ´porque es con ese que conectan. Por eso primero los enseñamos a peinarlo, a bañarlo y después lo subimos para que lo sientan. Ya si después alguno quiere aprender un poquito más de lo que es la monta, se le puede enseñar aquí también”.
Este espacio retomó recientemente sus actividades pudiendo atender a un promedio de 25 niños, ello para respetar las medidas sanitarias. Rocío García dijo que las personas interesadas pueden consultar las redes sociales del Centro de Terapia Equina Santa Sofía. Las cuotas son voluntarias y se explica que solicitan para poder dar alimento a los caballos.
“Estamos en el área de Seguridad Pública Municipal, a todas las personas que quieran ayudarnos, apoyarnos, pueden ser voluntarios, también tenemos lo que es el servicio social para las escuelas. Tenemos en fisioterapia tenemos a la Universidad La Salle, tenemos el área de psicología de la Ibero y a los médicos veterinarios de la Narro. Sólo faltan los chicos de la UAC”.
Quince años promoviendo la terapia
Al ayudar al escuadrón canino de la DSPM en Torreón, encontró un espacio para la terapia con los caballos. Así lo explica el veterinario Juan José Arellano, quien dice, durante la semana se le da mantenimiento a los caballos y el espacio, y el sábado se abre al público para acceder a terapias de rehabilitación de 8:00 a 13:00 horas.
“El espacio en Seguridad Pública fue cuando estaba el teniente Adelaido Flores de director. Yo le ayudaba con la cuestión de los caninos como médico veterinario y se me ocurrió que me podrían prestar porque estaba solo, sin aprovechar. Cuando llega el licenciado Zermeño como presidente le solicitamos una techumbre y nos autorizaron y nosotros poquito a poco hemos ido haciendo que esté un poquito más presentable”.
A este lugar llegan familias con niños autistas, con parálisis cerebral y con síndrome de down, quienes son guiados para iniciar el contacto con los caballos. Pero también llegan jóvenes infractores a realizar servicio social, además de víctimas del delito y de atención a la mujer de la propia DSPM envían personas que requieren contención emocional.
Este espacio irá expandiéndose y por ello para los más pequeños han adquirido vía rescate a dos burritos así como algunas cabras y ovejas. Benito, un perro pelirrojo llegó solo y se quedó, y aunque ahora sólo tienen dos camas para dar masajes, es probable que pronto les concedan en comodato el espacio, lo que permitirá la expansión y su sustentabilidad.
“El clima en la Comarca Lagunera es extremo, de mucho sol y mucho calor y pues afortunadamente se trabaja bien agusto con el techumbre. Considero que podemos hacer un área donde se pueda hacer una tipo pensión para equinos, donde haya un cobro o un costo por atender a estos animales y que esto nos permita sostener los de nosotros porque sí ha estado complicado.
“En pandemia tuvimos que suspender por primera vez pero ahora estamos reiniciando, empezamos hace dos semanas, cuando se normalizaron un poquito las cosas y trabajamos por medio de citas. Antes venían en bola y las señoras aprovechaban para platicar, se desetresaban ellas, y ahora aunque sanitizamos no podemos tener aglomeraciones”, dijo el veterinario.
AARP