Ha sido el esfuerzo, la dedicación y la decisión de la fundadora de Charras de La Laguna, la que ha llevado a este equipo de escaramuzas a cumplir 20 años de trayectoria, en la que han logrado pasar a las competencias nacionales representando al estado de Durango.
Patricia Valdez de Meléndez, quien se encargó de fundar este equipo, comenta que desde pequeña tuvo contacto con los caballos, ya que su familia tenía ranchos. Recuerda que cuando tenía vacaciones se iba a la sierra de Durango en donde montaba y disfrutaba de estos animales.
“Iba a las charreadas y me decía: quiero ser es caramuza, pero era como un grupo muy cerrado, en el que si no tenías caballo, sino pertenecías a la Asociación de Charros o eras hija de uno, era imposible pertenecer”.
Ya sea por aras del destino o su deseo ferviente de portar los diferentes trajes de charras, en 2002, Patricia Valdez creó la escuela Charras de La Laguna.
No fue fácil formar uno de los equipos más importantes de la región y del estado, pero con la disciplina y el amor a los caballos como valores rectores, lo han logrado.
Parteaguas en La Laguna: ¿Cómo aprendieron?
Recuerda que cuando recién comenzó, no había quién las guiara o les enseñara lo más mínimo a las ocho integrantes.
“Era súbete y dale, sin técnica ni nada igual que las demás. Yo en la vida había montado en barda, lo que sabía era en silla. No nos enseñaron nada, cada quien aprendió como pudo a realizar las coreografías y mantener la postura”.
Cuando uno de los mejores entrenadores de México, Heriberto Sáenz, llegó a dirigirlas con técnicas y ejercicios, lograron consolidar una estructura que con el tiempo han ido perfeccionando, gracias a su entrega y dedicación.
“Competimos contra nosotras mismas”
Las escaramuzas se han abierto paso para dejar de ser vistas como las teloneras o acompañantes de los charros y crear una rama practicada con elegancia y valentía, pero solo por mujeres.
“Competimos contra nosotras mismas, en todas las charreadas están los nervios de esa primera vez que montas un caballo, porque por más que practiques, entrenes o conozcas a tu caballo, no sabes de qué humor va a estar ese día o las condiciones del terreno”.
Ser escaramuza no se trata solo de montar a caballo y realizar trucos, al subir al equino, las escaramuzas visten con orgullo trajes coloridos representativos de nuestra cultura.
Sin embargo, los atuendos son complicados de portar por el peso y los elementos que lo constituyen. Además, les toma horas peinarse y maquillarse antes de entrar al lienzo charro, donde arriesgan su vida.
“Me visto de México”: momento antes y durante la charreada
La charreada es el momento culminante que muestra la rutina de la mujer con su caballo, la cual refleja coordinación y habilidad en cada movimiento, adquiridos en más de un centenar de horas de entrenamiento.
La fundadora de Charras de La Laguna afirmó que, “cuando te pones tu atuendo de charra, sientes a México en tu piel, dices: Me visto de México, es mi patria y es donde pertenezco. Por eso, se debe tener un respeto enorme por el traje y más en septiembre, que es cuando la gente nos pide los trajes, ser charra es un deporte y tiene una ética de vestimenta”.
Evolución de las escaramuzas
Paty Valdez hace memoria de que antes, los caballos de “desecho” iban para las escaramuzas. Cabe mencionar que los caballos que los charros les dicen de desecho, son aquellos que no eran de buen carácter, que no son buenos para colear o de buena rienda.
Ahora que las condiciones han cambiado, la Federación Mexicana de Charrería se ha vuelto más exigente, al igual que quienes aspiran al título.
La calidad ha aumentado, hay equipos de escaramuzas que traen “cuaconones” que es como se les llama a los caballos utilizados en este deporte, incluso mejor que los de los charros.
“El trabajo de una escaramuza es muy pesado para los caballos. El deporte ha crecido de tal manera que tenemos que buscar mejorar los caballos y nuestras rutinas”.
No sólo en los caballos creció la calidad, también en las integrantes. Todo evoluciona, por lo tanto, para lograr cosas grandes, es necesario exigir más, explicó la fundadora.
Así, Charras de La laguna se convirtió en una escuela de entrenamiento para jóvenes, en donde la base es la perseverancia y el talento, sin importar los estándares de belleza.
Conexión y disciplina
Conseguir una conexión entre las ocho integrantes con sus respectivos caballos, así como intensa una disciplina al entender que ser escaramuza requiere de un gran compromiso y respeto, pues al portar el traje no sólo se representa un equipo, región o estado, sino a una cultura entera, son los ejes de esta actividad.
El equipo se encuentra conformado por Carolina Sánchez, Martha Limones, María Fernanda Álvarez, Gabriela Álvarez, Valeria Montoya, Paola Ortiz, Marlene Félix, Anilú Arteaga y Patricia Valdez, quienes ya se consideran una familia.
El esfuerzo de cada entrenamiento les ha valido llegar todos los años desde su fundación a los nacionales que se han realizado en los estados de Morelia, Pachuca, Jalisco, por mencionar algunos, para representar a Durango.
Es en estos viajes donde conocen la riqueza cultural y gastronómica que existe en cada entidad y crean amistades con participantes de otros equipos.
Su caballo, fiel acompañante
Pero, ¿qué sería de una escaramuza sin su mejor aliado, el caballo? En el equipo no son sólo ocho, sino 16, las escaramuzas y sus fieles acompañantes, los caballos.
Paty y “Chispa” montaron juntas 13 años ininterrumpidos, ella, externa con sentimiento, fue quien marcó su carrera.
“En una charreada cuando el locutor anunciaba Paty con su “Chispa”, mucha gente se emocionaba, nos veía como el binomio perfecto. La gente me ubicaba con mi yegua y cuando cambió, fue como ¡Ah, caray!, se sorprendieron”.
“Chispa” duró casi los 14 años activa al lado de Paty, pero con el paso del tiempo se hizo vieja y su escaramuza la tuvo que descansar y hacer equipo con su yegua Milly, con quien ya tiene 7 años.
Las Charras de La Laguna sienten tanta pasión, respeto y honor al preservar la cultura del país en cada presentación, que aseguran ser escaramuza, es parte de su vida y de su esencia.
Paty expresó que, “no puedo vivir sin mi caballo, sin mi equipo. El día en que yo me llegue a bajar, se me van a venir los años encima”
aarp