Escuela indígena pide insumos al gobierno de Hidalgo para evitar contagios de covid-19

Esta escuela ubicada en Huazalingo es atendida por sólo tres profesores y cuentan con una matrícula de 90 estudiantes; regresaron con los recursos que pudieron y esperando que los padres detecten síntomas del covid-19.

Los padres de familia están apoyando con algunos artículos para mantener las medidas sanitarias. (Octavio Hoyos)
César García
Hidalgo /

Ante el regreso a clases presenciales, miles de escuelas del país se prepararon para mantener las medidas sanitarias dentro de sus instalaciones y así evitar contagios de covid-19; sin embargo, el preescolar indígena, José Lopez Portillo, de Chiatipán, Huazalingo, Hidalgo, abrió sus puertas sin insumos, con lo cual corren el riesgo de contagiarse de coronavirus.

En entrevista con MILENIO, la directora y profesora de esta institución, Luz Cuervo, hizo un llamado a las autoridades estatales para que sean apoyados con insumos, ya que siendo una escuela de bajos recursos, temen que integrantes de la comunidad se contagien dentro de las aulas.

El centro de educación preescolar indígena José López Portillo. (Octavio Hoyos)
“La mayoría de la población se dedica a la agricultura, por lo que fue muy difícil iniciar nuestras clases presenciales dado a que nuestra comunidad es de escasos recursos económicos. Necesitamos un termómetro inflarojo para tomarles la temperatura sin tocarlos. La mayoría de los insumos los adquieren los padres de familia; sin embargo, tuvimos que abrir nuestras puertas, se hace un gran esfuerzo para enseñar a nuestros pequeños”, expresó la directora.

En la entrada, se sanitizan con bombas con las que se bañaba al ganado, la cual tiene agua con alcohol, ya que ni gel antibacterial tienen.

Sanitización de los infantes. (Octavio Hoyos)

Con una matrícula de 90 estudiantes, la directora y dos profesores son los únicos que dan clases a estos pequeños de forma escalonada.

“El maestro Epifanio Hernández Hernández, es el encargado del grupo de tercero A, la maestra Esperanza Cerezo Martínez, es la encargada del tercero B, su servidora, maestra Luz, soy encargada de segundo grado, además de la comisión de dirección de esta institución. Actualmente, nuestros grupos están divididos por 25 alumnos cada docente, pero sólo se está atendiendo a tercer grado y a segundo. Sólo estamos dando cobertura a este grado tercero y segundo grado de preescolar. Primer grado todavía no asisten a clases, estaremos planteando un esquema para que se incorporen todos los viernes”, puntualizó.

Y ante el miedo contagiarse, sólo confían en el primer filtro, los padres de familia.

 “Estamos recibiendo ya a los alumnos y estamos confiando en el primer filtro que son los padres que nos los traen sin síntomas, como temperatura, gripe o tos”, recalcó.

Los niños no se quitaron el cubrebocas en ningún momento. (Octavio Hoyos)

Y ante esta situación, los únicos tres profesores tienen que poner en ocasiones de su sueldo para no dejar caer la escuela.

“Nosotros amamos nuestro trabajo, sabemos que los papis no tienen dinero, pero eso no nos impide apoyar y enseñar a estos niños que con mucho entusiasmo vienen a querer estudiar”, dijo la directora.

Algunos regresaron contentos

Leticia Cruz es una pequeñita que cursa el segundo grado de preescolar. Su entusiasmo por entrar a la escuela eran tan notorio, que lo primero que hizo fue escribir su nombre en una hoja blanca, para después salir del salón y enseñárselo a su mamá.

Dentro del aula bailaba y ordenaba a sus compañeros para que la secundaran y participaran junto con el profesor.

Respetaba la sana distancia y nunca se quitó el cubrebocas, pero prestaba atención a las indicaciones de su maestro, para que más tarde saliera a comer el lunch que su madre le había llevado.

Los niños mostraron su entusiasmo por el regreso a las aulas. (Octavio Hoyos)

Ella, junto a sus compañeros, salieron de su clase para lavarse las manos, pero ante la falta de recursos, los profesores pusieron cubetas de agua y jabón para que la docena de alumnos, pudieran comer su desayuno. 

Por su parte, el Comité de Padres de Familia se organiza para que estos pequeñitos eviten concentrarse en el patio.

“Las bombas con las que los desinfectamos, son para bañar al ganado, las compramos y son las que estamos utilizando en este momento para sanitizar a los niños a base de alcohol con agua. No tenemos gel antibacterial, ¿cómo los protegemos?, externó Maximina Bautista, presidenta de la Asociación de Padres de Familia.

Por ahora seguirán dando clases, con el riesgo latente de contagiarse, pero a su vez, con una pasión: la de enseñar a los niños que son el futuro de su comunidad.

En esta localidad, no hay internet, los padres de familia no tienen ingresos económicos fijos, por lo que plantear las clases en línea, es imposible para muchos de los estudiantes.

“Para empezar, los padres apenas tienen un móvil económico, ¿cómo nos conectaríamos por Zoom si no tienen internet? No tienen recursos para pagar dado el contexto y la zona geográfica”, finalizó la directora.


DMZ

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