El candidato socialista a la presidencia del gobierno de España, Pedro Sánchez, enfrenta el debate de investidura en el congreso de los Diputados en plena negociación con Unidas Podemos (extrema izquierda), que tiene la llave para que Sánchez continúe en la casa presidencial de la Moncloa los próximos cuatro años.
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Ambos partidos, que tienen grandes diferencias, tienen de plazo hasta el próximo jueves, día de la segunda votación, para concretar un pacto hacia un acuerdo programático, la nueva estructura de gobierno, así como el número de carteras y los nombres de sus titulares que tendrá en el Ejecutivo el partido de Pablo Iglesias.
Las negociaciones comenzaron el viernes por la noche después de que Iglesias aceptó el veto de Sánchez de que no podría estar en el gobierno, pero poniendo como condición que tendría un número de ministros proporcional a los votos obtenidos en los comicios del 28 de abril y que sería su formación la que nombraría a los ministros que le correspondan, sin que puedan ser vetados.
De cumplirse esas condiciones, Podemos tendría uno de cada dos ministerios.
Fuentes socialistas desvelaron la pasada semana que durante las negociaciones entre Sánchez e Iglesias, el líder de Podemos exigió una vicepresidencia social, las carteras de Trabajo y Hacienda, así como parcelas de poder en el área de Comunicación.
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Aunque Unidas Podemos renunció en primera instancia a ocupar los denominados ministerios de Estado, como Interior, Defensa, Justicia o Exteriores, la negociación no es fácil. Esto por su pretensión inicial de tener influencia en áreas como Trabajo o Hacienda, que toman asuntos fundamentales para la economía y el Estado del Bienestar, como la legislación laboral, la reforma de las pensiones o la política impositiva.
Si ambos partidos consiguen suscribir un acuerdo, el camino para que Sánchez se mantenga en la Moncloa quedaría despejado, puesto que los independentistas de Esquerra Republicana (ERC) y el vasco Bildu ya afirmaron que no bloquearán el camino a la presidencia.
Hasta el viernes, Pedro Sánchez sólo tenía garantizado el voto favorable del diputado del Partido Regionalista de Cantabria, que corresponden a 124 sufragios que no son suficientes para salir elegido en la primera votación de este martes, puesto que necesita la mayoría absoluta del congreso, que corresponde a 176 preferencias.
En el caso de que alcanzara un acuerdo con los seguidores de Pablo Iglesias, Sánchez sumaría los 42 votos a favor de Podemos y sus cercanos, en total 166 votos, pero tampoco le valdrían para ser investido en este primer intento.
Sí en la segunda vuelta
De esta manera, el socialista tendría que esperar 48 horas, hasta el jueves, cuando podría tener más posibilidades de que su candidatura triunfe ya que en la segunda vuelta ya sólo necesita más votos a favor que en contra.
En ese caso, la abstención de al menos ERC y Bildu le asegurarían ganar al bloque de la derecha y ultraderecha (Partido Popular, Ciudadanos y Vox), que reúnen 147 votos, a los que habría que sumar los dos de Coalición Canaria (CC) y otros dos de Unión del Pueblo Navarro (UPN).
El Pleno de investidura tiene lugar casi tres meses después de las elecciones generales, y arrancó con el discurso del candidato socialista. Posteriormente intervendrán el resto de partidos.
Este martes se procederá a la votación, que se hace por llamado y cada diputado se pone en pie para proclamar su voto, lo que lleva su tiempo. La hora en que se anuncie el resultado marcará el pleno que habrá que realizarse 48 horas después en caso de que Sánchez no logre, como se prevé, la mayoría absoluta que se requiere en el primer intento.
De no conseguir los apoyos el jueves se disolverían las cortes y habría nuevas elecciones generales, el próximo mes de noviembre. Pedro Sánchez ya fracasó en la sesión del 2016.
OMZI