Evocan la presencia de Villa en tierras regias

Mario Treviño, autor del libro 'Los gobernantes villistas de Nuevo León. 1915', ofrece un panorama general de aquel entonces.

La figura de Pancho Villa tiene seguidores en México y el extranjero.
Gustavo Mendoza
Monterrey /

Dentro de una serie de conmemoraciones históricas que se registrarán este 2015, para Monterrey será una fecha en que se cumpla un centenario de la visita de los ejércitos villistas junto a su general el Centauro del Norte.

El historiador Mario Treviño Villarreal refiere que la ciudad se encontraba muy decaída para 1915, donde las paredes de los inmuebles marcaban el registro de férreos combates, ocasionando que la mayoría de las familias de renombre hubieran huido a Laredo y San Antonio.

Eran años en que el poder se disputaba a balazos. Hasta ese tiempo la ciudad estaba en poder de los carrancistas, una época no de gratas experiencias para los regiomontanos.

Mario Treviño, autor del libro Los gobernantes villistas de Nuevo León. 1915, ofrece un panorama general de cómo era la vida en Monterrey y pueblos vecinos hace un siglo.

"En aquellos momentos la moneda que se manejaba era el dólar, como no había una única moneda en México entonces todos los productos se tasaban así provocando que fueran inaccesibles para los habitantes de la época", apunta el historiador.

La entrada del ejército

Los Dorados, como también se referían al ejército de Villa, entran a Monterrey el 15 de enero de 1915 sin mayo resistencia, después de haber derrotado a los carrancistas días antes en Ramos Arizpe.

Al frente del ejército llegan los generales Felipe Ángeles y Raúl Madero, este último hermano de Francisco y con familiares en Monterrey. Su llegada parece traer otros aires a la ciudad.

"Los ejércitos campesinos villistas así como su élite, llámese Felipe Ángeles y Raúl Madero, se entienden a la perfección con las clases acomodadas regiomontana. Madero tenía muchos negocios y parientes en Monterrey, eso le ayudó a que la gente de la ciudad los recibiera con mayor comodidad", apuntó el historiador.

Esta comodidad se vería rota el 13 de marzo de 1915, cuando un tren llega a la estación La Unión (Colón y Cuauhtémoc) en donde venía Francisco Villa, el Centauro de Norte.

Aunque sólo estuvo 11 días en la capital con eso tuvo para forjar una serie de mitos y leyendas. La más comentada es la entrada al hotel Ancira, donde se dice que entró a caballo y destrozó un piano, entre otros actos, sin comprobar.

Un acto que sí está corroborado fue la solicitud de un préstamo forzoso por un millón de pesos a los pocos industriales que todavía quedaban en la ciudad, de no hacerlo los fusilaría.

Al final sólo consiguió que le dieran 280 mil pesos reunidos por la Cámara de Comercio.

Más allá de estas anécdotas, el investigador resalta los planes y tareas que emprendieron los villistas en Monterrey, quienes estuvieron de enero a junio.

"Lo interesante de este periodo es que los villistas delegaron a los ciudadanos la oportunidad de elegir a sus funcionarios mediante un plebiscito. Los estudios históricos nos llevan a ver que los villistas sí tenían un proyecto de nación", comenta.

Hoy en día la figura de Villa cuenta con seguidores en México y Estados Unidos aunque también existen quienes lo tachan de un bandolero o asesino. A cien años de su presencia en la ciudad, Mario Treviño destaca la importancia de recordar dicho evento.

"La imagen del Villa forajido, del ladrón no se sostiene, no hay manera porque los documentos nos hablan de un verdadero proyecto nacional", dijo.

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