Grupo Vida, la doble tragedia para los familiares de desaparecidos

Reportaje

Integrantes de Grupo Vida luchan por el bienestar de quienes ahora están a su cargo, ya que hay tendencia de refugiarse en el alcohol y drogas cuando falta un familiar.

Familias de desaparecidos reportan problemas dentro de sus casas. (Martín Piña)
Brenda Alcalá
Torreón, Coahuila /

Se encienden los focos rojos entre familiares de personas desaparecidas que forman parte del colectivo de búsqueda Grupo Vida, en donde han detectado el consumo de alguna droga en por lo menos 16 casos de un grupo de 100, uno de ellos de 14 y otro de 27 años que debió ser internado por alteraciones en su conducta que derivó en agresividad. 

Julio

Elia vive la ausencia de su hija desde hace más de 10 años y desde entonces, la busca, sin embargo su otro hijo Julio, de ser un joven que estudiaba y trabajaba con buenas calificaciones se convirtió en un consumidor y vendedor de droga

Silvia Ortiz, Grupo Vida. (Rolando Riestra)

“Se enfoca uno en la búsqueda del hijo que no está, mientras el otro se perdía en el consumo y venta de la droga. Julio, mi hijo, me decía tantas veces, 'ya no busque a mi hermana', porque me veía cómo llegaba cansada y otras sin dinero, yo le respondía que la tenía que encontrar porque todos estábamos con un techo y comida caliente mientras que no sabíamos si ella comía o dormía”, dice con lágrimas en los ojos. 

Él, su hijo dijo, le negó muchas veces que se drogaba, pero comenzó a tirar sangre por la boca por el consumo de cristal, también comenzó a robarse cosas y fue su otra hija que le dijo que tenía que ponerle atención.

“Él reconoció ante mí que estaba consumiendo luego de que se le presentara un dolor de estómago muy severo que lo envió al hospital. Ahí, el gastroenterólogo supo inmediatamente de qué se trataba y es que además bajó muchísimo de peso pero solo unas semanas se abstuvo. Mi hijo tiene 24 años ahora, se encuentra fuera de la ciudad porque debido a la actividad que realizaba al margen de la ley, lo perseguía la policía, entonces huyó".

Hermanos Rivera

El caso de los hermanos Rivera lo narra su tío, quien aseguró que tras la desaparición de su hermano, él vela por sus sobrinos tanto moral como económicamente.

“Mis sobrinos, cuando desaparece su papá, tenían 8 y 9 años; cuando eso ocurre mi cuñada se aísla completamente, situación que ahora entiendo es normal, igual así como también la tendencia de sobreprotegerlos. Es en la adolescencia cuando comienzan las modificaciones en la conducta de ambos sobre todo a su mamá a grado tal que comienzo a sospechar que andan en drogas y lo confirmé con un antidoping”, afirmó. 

Lo que en este momento, dice, y con todo lo que ahora ha aprendido en torno al comportamiento de la familia de personas desaparecidas, considera que le faltó imposición de reglas y sobreprotección.

Colectivo pide ayuda

Silvia Ortiz, vocera de Grupo Vida, dio a conocer que el círculo primario del desaparecido se ve afectado y se modifica en un 100 por ciento la dinámica familiar a raíz del evento, por ello es que solicitaron ya el apoyo de la Fiscalía General de la República y del Estado para tratar el tema.

Narra que comenzaron a detectar en varias de las familias que integran Grupo Vida, principalmente entre familiares cercanos del desaparecido, hijos, hermanos, problemas con el abuso de alcohol o incluso algún tipo de droga. 

Señaló que este abuso de sustancias ilegales se está dando en distintas edades desde los 14 hasta los 35 años. “Lo que estamos temiendo es que las madres y padres con la pandemia, caigan en estado emocional difícil, ya que se encuentran en su domicilio con una reducida actividad; una de ellas compartió muy triste vía grupo de WhatsApp, que si se muere por covid-19, ya no va a encontrar a su hija”.

Por lo anterior, se solicitó al gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís su apoyo y quien autorizó la atención psicológica pero con la llegada de la pandemia se encuentran suspendidas. 

Madres de hijos desaparecidos en Torreón. (Mauricio Román)

Visión psicológica

Juan Eduardo Martínez Vargas, psicólogo con maestría en terapia breve e hipnosis clínica y especialidad en terapia familiar y de pareja, señala que cuando una persona fallece por causas naturales, por accidente automovilístico, enfermedad terminal, se da lo que se conoce como prueba de la realidad, es decir, el cuerpo ahí está, en ocasiones vivieron, incluso, el deterioro de su familiar, cuando se le ve en el féretro, en la urna, con las cenizas, en el cementerio.

Cuando sucede por desaparición hay algo que varios especialistas lo conocen como el “Duelo del Niño Perdido”, es decir, la persona o familia, siempre está en espera de que aparezca.

“En la familia de la persona desaparecida ocurren varias situaciones: el que está emocionalmente avanzando en la superación del duelo, genera en los demás integrantes una sensación de traición, se preguntan: ¿cómo es que estás emocionalmente avanzando cuando falta alguien de tu familia?, otra de las situaciones es que, se detienen emocionalmente a esperar que regrese, pues siempre existe en ellos, la esperanza de que regresará y pueden pasar así muchísimos años”, afirma.
Búqueda de restos humanos por Grupo Vida. (Archivo)

En caso de que no se atienda psicológicamente el círculo primario puede representar problemas de conducta por ejemplo con la ley, adicciones al alcohol, o a la droga en algunos integrantes y cada una de ellas cubre una necesidad específica. Lo que está haciendo el familiar no desaparecido es que, pretende desviar la atención que existe en el sistema o familia, cada integrante toma una postura ante la desaparición y la supera de una forma diferente.

“Lo que hace el familiar desaparecido es a nivel inconsciente y de una manera errada por supuesto cuando son conductas inadecuadas. La familia no está lo suficientemente madura para superar la pérdida si no es tratada desde el punto de vista psicológico. El hecho de no contar con una prueba física en la ausencia genera incertidumbre misma que crece con el tiempo, hay personas que tienen rituales impresionantes, no se quieren deshacer de las cosas, no avanzan, porque dicen va a aparecer, así hayan pasado 20 años”.

En la familia primaria existen sentimientos de enojo, rabia, dificultad de procesar el duelo y es válido totalmente pero lo que no, es el estancamiento ya que habrá algún familiar que opte por “hacerse cargo de la situación” y la forma es manifestando problemas en la escuela, adicciones, agresiones o embarazo precoz, aunque puede que nada de esto ocurra. 

La familia tiene que avanzar, a veces los demás integrantes de la familia, los que quedan en casa, están gritando a la familia, en ocasiones no en la forma más adecuada, pero generalmente la familia queda detenida en este desarrollo emocional.

RCM

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