En Guerrero, habitantes de Guajes de Ayala claman ayuda ante violencia

Los habitantes del lugar han abandonado sus hogares, ante el asedio de grupos criminales; los que se quedaron, han sido sitiados.

Los habitantes han abandonado sus hogares por el crimen organizado.
Rogelio Agustín Esteban
Guerrero /

A un mes de que se registrara la incursión de supuestos integrantes de la Familia Michoacana en los pueblos que integran el ejido de Guajes de Ayala, municipio de Coyuca de Catalán, Guerrero, los habitantes solicitaron el envío de ayuda humanitaria a través de organismos defensores de los derechos humanos, pues carecen de productos básicos para su alimentación, mientras que los caminos siguen controlados por sus agresores.

Guajes de Ayala es un ejido que se integra por más de 20 pueblos pertenecientes al municipio de Coyuca de Catalán, está ubicado en la parte alta de la Sierra y sus pobladores, hasta hace poco vivían principalmente de la siembra de maíz, la cría de ganado, el cultivo de la amapola y también de la explotación racional de los recursos maderables.

Sin embargo, la vida para las más de mil 600 personas que habitaban el ejido cambió de manera importante desde la jornada del 20 de febrero del presente año, cuando recibieron los primeros reportes de que sus pueblos comenzaban a sufrir el asedio de supuestos integrantes del grupo criminal conocido como La Familia Michoacana.

Confrontación con criminales

Javier Hernández, secretario del comisariado ejidal, señaló que la tensión en Guajes de Ayala y sus pueblos comenzó desde el 20 de febrero, cuando se observaron los primeros grupos de pistoleros rondando en sus caminos de acceso.

Asegura que aunque se emitió la voz de alerta, las autoridades del estado y la federación no les prestaron atención. La consecuencia, de acuerdo con el representante ejidal, fue una confrontación que arrojó el saldo de por lo menos 20 muertos por parte de los agresores, aunque oficialmente no se confirmó ningún deceso.

Respecto a cómo se generó la defensa del ejido, Javier explica que desde hace varios meses, cuando la confrontación entre los grupos del crimen organizado alcanzó a varios puntos de la Sierra, los habitantes tuvieron la preocupación de conseguir armas y estar listos para defender su territorio.

“Sino hubiéramos tenido ese cuidado, seguramente lo que hubiera pasada es una masacre, en la que hubieran muerto muchas mujeres y niños”, aseveró.


El 25 de febrero, los enfrentamientos comenzaron alrededor de las 08:30 horas y terminaron alrededor de las 16:00. Si las autoridades no encontraron los cadáveres de los caídos, es porque al llegar a la zona hicieron base en El Pescado, donde se habían refugiado las mujeres y los niños, mientras los hombres repelían a los agresores.

“Ese tiempo que estuvieron en El Pescado fue determinante para que a lomo de bestia sacaran sus cadáveres, aunque nosotros encontramos rastros de sangre y de restos, por eso podemos tener un dato aproximado de cuantos cayeron”, asegura.

Aunque el 26 acudieron elementos de la Guardia Nacional, de la Policía del Estado y del Ejército Mexicano, dijo que apenas les permitió de la zona de la confrontación armada pero no se persiguió a los agresores, que sostiene, siguen ocultos en la parte alta de la sierra, pendientes de los caminos y en los hechos ejerciendo un estado de sitio.

"Estamos en una tragedia"

Un vecino que solicitó permanecer en el anonimato, asegura que lo que enfrenta el ejido es una verdadera tragedia y la crisis que se enfrenta ya es de carácter humanitario. En el caso de Guajes de Ayala existe un promedio de 50 personas que abandonaron el lugar y se encuentran refugiados en El Pescado.

“Allá arriba se quedaron nuestras cosas; casas, vacas, chivos, gallinas y nuestras tierras de labor”.

Aunque hay patrullajes de personal de la Policía y del Ejército, asegura que no hay la cantidad suficiente para ahuyentar definitivamente a sus agresores.

“Están en los cerros, nos hablan por radio, nos dicen que ya vienen y que nos están vigilando, luego nos ponen narcocorridos y nos dicen que vienen con todo en nuestra contra”, señalan.

En el Pescado se encuentran familias de El Saibal, Los Órganos, La Hacienda de Dolores, Tierra Colorada y El Ciruelo, entre otros.

Aunque ya en dos ocasiones les han llevado despensas con personal de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y Guardia Nacional, los desplazados aseguran que lo que reciben les ha durado menos de una semana.

Cada despensa entregada consta de un kilo de frijol negro, garbanzo, lentejas, dos paquetes de sopas y un paquetito de leche. Les hace falta papel de baño, azúcar, aceite y todo lo relacionado para condimentar.

El costo de la vida se elevó a tal grado, que un refresco de cola de dos litros les representa un gasto de 95 pesos.

La zona es rica en producción de maíz, por familia siembran cada año un promedio de cuatro a cinco hectáreas, que les permite vender y garantizar una porción para el autoconsumo.

Este año dejaron las tierras de cultivo abandonadas y para estas alturas, señalan que gran parte de la cosecha ya se echó a perder, si no se resuelve el problema en el periodo corto, entonces lo que habrá es una situación de pérdida total.

En el ejido hay un aproximado de mil 800 cabezas de ganado que en ya están en manos de los delincuentes, y el que no ha sido robado, está abandonado en los potreros y algunos ya llegaron a las tierras de cultivo para destruirlas.

En comunidades como Guajes y Hacienda de Dolores, que se han convertido en pueblos completamente abandonados, se puede observar a las gallinas en el interior de las casas, los chivos deambular en las calles y algunos ejemplares ya están muertos a la intemperie.

Los pobladores que piden el anonimato, sostienen que no hay la posibilidad de que particulares puedan llevarles ayuda de manera aislada, tienen que ser organismos internacionales con vigilancia del estado, pues los caminos están ocupados por la delincuencia y por lo tanto, tratar de llegar sin el resguardo correspondiente implica “firmar una sentencia de muerte”.

Javier Hernández admite que entre las actividades que realizan los lugareños para sobrevivir está la siembra de amapola, pero sostiene que dicha actividad no los convierte en automático en delincuentes.

El 30 de marzo hubo una incursión de integrantes de la Familia Michoacana en los puntos de explotación de la madera, “llegaron gente de los hermanos Espino y se llevaron la madera que estaba en el lugar, lo que representó otro duro golpe para nosotros”.

Jesús “N”, comisario de Guajes de Ayala, es propietario de la tienda en la que se abastecen los pueblos vecinos, él señala que desde hace un mes no puede bajar a Ciudad Altamirano para abastecerse de víveres, que es lo que consumen principalmente los lugareños.

"La verdad es que es muy peligroso para mi atreverme a ir a traer las cosas, por eso ya no tenemos todo que anteriormente podíamos vender”, asegura.

En la tienda ya no hay granos básicos, tampoco insumos como el aceite y los condimentos necesarios para cocinar, tampoco hay jabón, detergente ni papel higiénico.

El comisario confía en que la situación pueda mejorar en un periodo de tiempo razonable, pues asegura que los pobladores se encuentran en una situación de emergencia.

​RLO

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