El obispo emérito de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza aseguró que "Ya hay una pequeña esperanza", refiriéndose a la posibilidad de lograr la pacificación de la capital de Guerrero y los municipios cercanos que han sido afectados por una escalada de violencia en las últimas semanas.
Rangel Mendoza afirmó que, como en años anteriores, algunas personas se han acercado a solicitar su apoyo en la búsqueda de la paz, en medio del aumento de la confrontación por el control de la región centro del estado, lo cual ha afectado la vida cotidiana de los ciudadanos inocentes.
Recordó que, en momentos críticos anteriores, los líderes de organizaciones delictivas lo han contactado para facilitar la posibilidad de llegar a acuerdos y poner fin a homicidios, ataques al transporte público y enfrentamientos. Incluso mencionó que en ocasiones ha mediado para liberar carreteras bloqueadas y rescatar a personas que han sido secuestradas.
Interrogado sobre la situación en Chilpancingo, Rangel Mendoza confirmó que, debido a la tensión reinante, ha recibido algunos mensajes indirectos de acercamiento.
Sin embargo, explicó que está a la espera de que los contactos sean con personas influyentes dentro de los grupos enfrentados y que tengan capacidad de decisión.
“En esta ocasión yo también estoy dispuesto, ya escuché y me mandaron unos recaditos para decirme (preguntar) que si puedo intervenir; yo dije que sí, solo que haya la buena voluntad de cumplir los compromisos que se lleguen en esas pláticas”.
Cuando se le cuestionó sobre quiénes le habían enviado esos mensajes, el obispo no dio nombres ni las siglas de algún grupo, pero explicó qué es lo que espera: "Yo estoy buscando hablar con personas que tengan un peso fuerte, yo no quiero hablar con personas de segunda o de tercer (nivel) porque no me van a respetar los acuerdos a los que se lleguen”.
Sin embargo, destacó: “Ya hay una pequeña lucecita con la que yo puedo actuar”. Señaló que para pacificar una zona específica, no es suficiente con enviar más fuerzas de seguridad, incluso si son de la federación:
"De nada nos sirve que manden miles de guardias nacionales, soldados y policías, pues es gente que no conoce el estado, que no tiene cariño por el estado y entonces, por más que manden esto no va a funcionar”.
Además de que los líderes de los grupos deben cumplir con los acuerdos, subrayó que también es necesario que los diferentes niveles de gobierno corten sus vínculos con ese tipo de grupos, para evitar cualquier tipo de complicidad.
MO