Desde lugares conocidos como Punta del Llano; El Filo y Loma del Tigre, habitantes de las comunidades de Llanos de Tepoxtepec y El Calvario, municipio de Chilpancingo, Guerrero, solicitaron el apoyo de voluntarios, además del envío de víveres, sueros, agua y gasolina para contener los incendios forestales que mantienen a la capital del estado sumergida en una densa nube de humo.
Desde el fin de semana, los habitantes de ambos ejidos se percataron de la conflagración generada en los cerros aledaños y rápidamente organizaron sus primeras brigadas de contención, que se dieron a la tarea de establecer guardarrayas y cortafuegos.
De manera simultánea, se generaba la voz de alerta en la comunidad de El Tejocote, localizada frente a Mazatlán, en la ruta que va hacia la Sierra de la capital del estado.
La proliferación de material seco, como pastizal y hojarasca favoreció el crecimiento del fuego, que se pudo observar a la distancia. En el cielo, desde la zona urbana de la capital se observa una gigantesca columna de humo.
El viento no fue benevolente con los brigadistas, pues durante los primeros días de la semana las llamas se extendieron rápidamente y hasta la mañana del jueves, se tenía la estimación de que al menos 400 hectáreas estaban afectadas, pero el fuego todavía no se puede controlar.
De acuerdo con los lugareños, lo que se ha quemado principalmente es pastizal, pero el fuego alcanza también la zona boscosa, integrada principalmente por pinos y cedros.
En Llanos de Tepoxtepec, los jefes de familia y sus hijos jóvenes se dieron a la tarea de combatir los incendios en tres puntos de la parte alta y baja, solo las mujeres y los niños pequeños se quedaron en sus casas.
En el caso del Calvario, se indica que incluso las mujeres se subieron al cerro para colaborar con la elaboración de las guardarrayas.
Aunque en el combate ya participan brigadistas de Conafor, Protección Civil y hasta bomberos, hay una cantidad de voluntarios que se han sumado a los trabajos de combate.
En las tareas se utilizan pequeñas bombas aspersores con capacidad de 20 litros, es lo único que se puede cargar en accidentado terreno de esta parte de la Sierra.
Las faenas tienen muy pocas pausas, quienes participan se han quedado a dormir en el lugar para asegurarse se que el fuego no alcance la zona habitada.
Los brigadistas están cansados, piden el refuerzo con más personas, pese a que han llegado algunos voluntarios de la cabecera municipal y de localidades aledañas, entre ellas Mochitlán.
Sabedores de que no todas las personas pueden subir al cerro, cargar una bomba y formar guardarrayas, piden que se les envíen botellas de agua, alimentos y gasolina, pues necesitan mover cuatrimotos, camionetas y motosierras.
Si bien reconocen que ya han llegado algunos apoyos, los lugareños piden que los habitantes de la capital del estado muestren una mayor solidaridad, pues lo que en estos momentos se quema son los pulmones de Chilpancingo.
Si la zona boscosa es devastada, advierten que no solamente se afectará la calidad del aire que llega a la ciudad, también la capacidad de suministrar agua, pues los mantos acuíferos disminuirán drásticamente en su capacidad de abasto.
RLO