Uno de los inmuebles con más historia en San Pedro, Coahuila, es la Hacienda de Santa Teresa, ejido ubicado en la parte alta del municipio. Una hacienda que data de antes del reparto agrario que se hizo en el año 1936 por el general Lázaro Cárdenas.
Las paredes de esta hacienda siguen de pie como monumento de los grandes hacendados que se despidieron de sus extensiones de tierra precisamente con la llegada del reparto.
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La hacienda ha tenido transiciones de distintos tipos, sirvió como oficinas del BanRural, fue Planta Despepitadora, y hasta granja de pollos.
Los lugareños cuentan que en los tiempos de los 'Gachupines', dueños de la hacienda, si estos miraban a una mujer que fuera de su agrado, la pretendían hasta lograr su objetivo, si no era a la buena, lo hacían a la mala. Si la mujer era casada, no les importaba, pues si el marido se oponía lo mandaban a las orillas del poblado a cavar su propia tumba.
También relatan que debajo de dicha hacienda hay túneles que llevan hasta las Dunas de Bilbao y que dentro de ellos está resguardado armamento que fue utilizado en aquella época por los revolucionarios.
Señalan que ha habido personas, que han tratado de ubicar dichos túneles, pero no han logrado tener éxito, ya que afirman, están bien escondidos, y no descartan que haya otros tesoros.
Algo trascendente, es que aseguran que la hacienda fue una de las casas donde habitaba el legendario Juez de Cordada y Defensa, Hilario Carrillo, precisamente así como se menciona en su famoso corrido.
Resguardada por lechuzas
La hacienda o lo que queda de ella, sigue de pie. Cuentan que su extensión está resguardada por lechuzas, son leyendas, y mencionan que una de estas aves cada que mira intrusos, sale, se postra vigilante en sus paredes hasta que se retiran.
Hay personas que han visto estás aves, asegurando que solo llegan a la hacienda para anidar y procrear, y ahí se quedan a vivir entre sus paredes.
aarp