Espeleobuzos y personal técnico realizaron una expedición para limpiar el cenote Chen há, ubicado en el municipio de Kopomá, en Yucatán, de donde sacaron 700 kilos de residuos sólidos, entre los que destacaron al menos 112 medidores de electricidad, muchos de ellos completamente corroídos por el paso del tiempo y algunos adheridos a mandíbulas de animales.
Por fortuna, señaló Sergio Grosjean, jefe de la expedición, se identificaron peces vivos como mojarras y los llamados Aluh (en maya) o bagres de cenotes.
"Consideramos que este tipo de acciones atentan contra la salud, no solo de la población que vive cerca del cenote que aprovechan el agua de pozo para consumo humano, animal e incluso hortalizas, sino un riesgo inminente para las poblaciones circunvecinas que extraen agua que luego es clorada para consumo humano, y por ende, no se eliminan los metales pesados", afirmó Grosjean.
El proyecto se consolidó gracias al apoyo de una empresa refresquera, la Fundación Bepensa, siendo que luego de 5 horas de trabajo subacuático, se lograron extraer alrededor de 700 kilos de residuos sólidos.
Se desenterraron los medidores de luz, los mismos que se utilizan en los hogares y empresas, muchos de ellos se ubicaron gracias a la combinación de la experiencia de los espeleobuzos y de un detector de metales ya que por ser un cenote abierto, y a la constante precipitación de materia orgánica, así como el mismo peso de los artefactos, estos se encontraban debajo de una gruesa capa de sedimento.
Es evidente que este tipo de aparatos electrónicos poseen componentes altamente contaminantes como cobre, plomo e imanes, y "de allá nuestra interrogante en conocer si estos metales pesados fueron los que originaron la muerte de peces que se observaron depuestos en el fondo; siendo que unos se encontraban en buen estado de conservación y otros solo se vislumbraba el esqueleto; a ello hay que sumarle los cráneos de 3 cocodrilos".
RLO