La noche del viernes 19 de abril, un comando ingresó al domicilio del muralista Héctor Domínguez, ubicado en Ciudad Valles, San Luis Potosí, y lo asesinó junto con su padre y su hermano.
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Héctor Domínguez tenía 35 años, era originario de Ciudad Valles y desde pequeño comenzó a interesarse por la pintura y las artes plásticas.
Convencido de que el mundo necesita más color y amor, hace casi diez años fundó el colectivo Fénix Art para intervenir zonas urbanas y pintar murales en zonas de Ciudad Valles y de la Huasteca.
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Además, era un activista en pro de la ecología, recientemente realizó una limpieza del río Valles junto a jóvenes de la comunidad.
En sus murales, Domínguez pintaba lo que le diera la gana, desde animales, paisajes y escenas de la vida diaria, hasta la imagen de Spider-man besando a Mary Jane.
Pero sus pinturas perdieron color tras ser asesinado el viernes por un par de personas que ingresaron a su hogar.
Tenía protección
No era la primera vez que el artista era atacado; en septiembre del año pasado, un grupo armado le disparó, pero logró refugiarse en una escuela en la que impartía clases.
Semanas antes del primer atentado, uno de sus murales amaneció manchado con pintura negra; una amenaza.
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Su tía, Luz Domínguez, señaló que tras el ataque en septiembre, el artista solicitó protección a las autoridades, pero que en siete meses, sólo vio una patrulla en su casa.
“Si ellos hubieran hecho su trabajo, mi sobrino no hubiera pasado esto, el resultado fue un triple homicidio, mi hermano y mis dos sobrinos”, señaló.
Como medida de seguridad, Héctor domínguez dejó de llenar de pintura Ciudad Valles y se enfocó en trabajar en municipios de la Huasteca como Tanlajás, Aquismón, Tamuín, Xilitla y Axtla.
Sin embargo, no fue suficiente y un par de personas impidieron que siguiera coloreando las calles de la Huasteca Potosina.
RLO