Torreón oculta entre sus calles algunas joyas arquitectónicas que parecen desapercibidas por la ciudadanía, pero que guardan en sus entrañas la existencia de un pasado de ensueño, en donde nuestro municipio era el protagonista de toda clase de historias que lo pusieron en el ojo del mundo, tal es el caso del Hotel Río Nazas, que es un proyecto veterano de 80 años.
Este proyecto de post guerra inició su edificación más de 10 años antes, en 1944, con el levantamiento de la estructura de acero como iniciativa del ingeniero José F. Ortíz, sin embargo, estuvo a punto de frustarse, por lo que los rumores empezaron a correr en La Laguna, donde se decía incluso que este esqueleto sería vendido a millonarios metropolitanos que lo llevarían a otra ciudad del país.
- Te recomendamos 'Pinky' le pone el color al arte del tatuaje: "quiero que Gómez esté en el mapa" Arte
En sus orígenes, como propiedad de la compañía Impulsora de La Laguna, S. A., la edificación requirió de una inversión de 18 millones de pesos y en su momento fue considerado uno de los mejores hoteles de América Latina, pues incluso su sistema de control de clima artificial era comparado con el que se encontraba en el edificio de Naciones Unidas en Nueva York.
Algodón, un impulsor de su historia
Previo a que abriera sus puertas, se realizaron toda clase de reuniones y ceremonias para alistar el terreno de una de las principales atracciones de turismo internacional en Torreón, entre las que destaca la que dio origen al Club del Algodón, que congregaba a los más destacados empresarios de la región y que quedó suscrita como sociedad por 150 mil pesos.
Este club tomó como punto de reunión uno de los salones del primer piso del hotel, en el que se reunían los más importantes caballeros de la época, engalanados con sus mejores trajes para hablar de negocios entre el humo de los puros, al estilo de la primera clase del "Titanic".
A 70 años de la gran apertura
El 24 de julio de 1954 abrió sus puertas al público con un gran baile, que tuvo un “cover” por persona de cien pesos, el cual congregó a las más distinguidas personalidades de la región, dio inicio a las 22:00 horas, la ceremonia de inauguración se realizó una hora después, con la asistencia de los gobernadores de Coahuila y Durango.
Amenizaron la velada Los Xey y Rosa de Castilla, acompañados de la “mejor orquesta de México”, a cargo del maestro Pedro García, además de la mejor orquesta local, de Gilberto De Santiago. Estos fueron los primeros de una lista de artistas de la talla de Lola Beltrán que se presentarían en su “Cabaret del Desierto”, el cual contaba con el bar “La Botella”.
En nuestro Torreón de los años 50’s la construcción del nuevo hotel estaba en boca de todos, pues además de beneficiar a empresarios y fomentar el turismo extranjero, su puesta en marcha requirió de una larga lista de proveedores, donde se preferenció la mano de obra local, fue así que la instalación en cuartos de baño estuvo a cargo de la empresa Tuberías y Lámina.
El equipo de la fuente de sodas fue responsabilidad de Castañeda y Garza; la instalación eléctrica fue hecha por Abastecedores Eléctricos; las iluminaciones neón fueron producto de Servicios Eléctricos Neón, por mencionar algunos de los negocios que se vieron beneficiados y daban vida a nuestra Comarca Lagunera.
Titán de Acero
El anuncio de su apertura fue un gran acontecimiento y los medios de comunicación
lo bautizaron como el “Titán de Acero”, por su imponente estructura metálica, además lo destacaban como un
logro colectivo, pues la lista de accionistas involucrados en su realización era extensa, señalándolo como
fruto del esfuerzo de los laguneros en general.Y es que además de representar una novedad por su oferta, su arquitectura de diez pisos vino a romper con la tradición barroca que predominaba en la región, abriendo paso a la estética moderna.
El elegante lobby luce murales de Juan Bueno Díaz y de Alberto Ruiz Vela, que retratan la historia de la región, desde su origen como productor de algodón, hasta las costumbres de la época, además comunica a lo que en ese entonces era el comedor Laguna, el café Río Nazas y el bar La Botella.
GERR