“A veces quisieras dar hasta tu propia vida porque el paciente se fuera bien”: Yazmín Pérez, enfermera ISSSTEP

A casi dos años de la pandemia, conoce la historia de Yazmín, una enfermera de Puebla que habla sobre los desafíos que trajo el coronavirus al sector salud.

Yazmín Pérez, enfermera ISSSTE Puebla | Andrés Lobato
Rafael González
Puebla /

Yazmín Pérez Garduño, enfermera del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Puebla (ISSSTEP), afirmó que las pandemias enriquecen en experiencia y generan enseñanza que se debe difundir. A la par, le motivó a seguirse preparando, práctica que le ayuda a desestresarse y relajarse.

“A algunos (la pandemia) nos dio pautas para seguir y otros han desistido y no han seguido avanzando”, indicó.

La joven de 29 años de edad atendió al primer paciente con covid-19 en el ISSSTEP, un hombre de aproximadamente 55 años quien a la par cruzaba con obesidad y otras comorbilidades de riesgo. Él lamentablemente perdió la vida.

Por ello, reconoció que no ha sido nada fácil “enfrentarse a estas situaciones que emocionalmente te impactan”.

Añadió que es muy difícil reponerse a la pérdida de una vida “porque te involucras demasiado sentimentalmente con los pacientes, es algo que no se tendría que hacer pero es algo en lo que creo que no estamos preparados”.

Dijo que en su caso se ha ido muy mal a su casa y “hasta he llorado porque a veces está fuera de tus manos hacer muchas cosas que se sale de control, quisieras hacer muchas cosas, pero es imposible. Quisieras que todos esos pacientes salieran, se fueran a casa y estuvieran con sus familiares, lamentablemente no es así”.

Refirió que tanto ella como sus compañeros están extenuados y en su caso se cuestiona si éticamente está haciendo bien su trabajo. “Llegas con temor, con depresión”.

También ha padecido el recelo de si va a salir bien librada de un posible contagio. “Miedo a lo impredecible, si vas a estar bien. Nadie estaba preparado para una pandemia, nadie se preparó psicológicamente, físicamente”.

Aunque ha sido extenuante estar en esta atención por casi dos años, indicó que el reconocimiento más satisfactorio para el personal de enfermería es el de un familiar agradecido o de un paciente recuperado.

“La esencia de nosotros es que el paciente se vaya con bien, esa es la mayor satisfacción como persona cuando un paciente se va y te da las gracias”, comentó.

Para Yazmín, su fortaleza ha sido que ama su profesión y por ello se involucra tanto en la atención, quea veces quisieras dar hasta tu propia vida porque el paciente se fuera bien (…) a veces hasta nos reflejamos y pensamos se parece a mi abuelito, a mi tío y los tratamos como quisiéramos que a ellos los trataran (…) algunos quisiéramos ser Dios para que el paciente estuviera lo mejor posible”.

Finalmente, dijo que para estar bien para su desempeño separa lo laboral con lo que vive en casa. “Eso ahí se queda, venimos y damos lo mejor posible”.

CHM

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