Un hombre afectado de sus facultades mentales sembró el pánico entre los vecinos de la colonia Valle de Santa Lucía, en Monterrey, luego que con piedras causó daños en seis vehículos estacionados, y además rompió los vidrios de dos patrullas de la Fuerza Civil, momentos antes de que fuera sometido por los oficiales.
En la calle Doctor Ángel Martínez, entre Pascual Orozco y Rodolfo Gaytán, quedaron con vidrios quebrados una camioneta y cuatro automóviles, entre ellos un taxi.
A pocos metros otro coche, y en el cruce de las calles Ángel Martínez y Luis M. Farías, las dos patrullas de Fuerza Civil dañadas.
Los vecinos temen que el hombre, identificado como Raúl, de unos 40 años y quien habita junto al sitio donde ocurrieron los hechos, pueda agredir a alguna persona.
Por ahora los vecinos tienen pocas esperanzas de que les reparen sus vehículos, pero sí desean que los familiares de Raúl se hagan cargo de él y de su tratamiento psiquiátrico.
Señalan a otro hombre que agrede con piedras
Recinemtene se reportó el caso de otro hombre que ha agredido constantemente a transeúntes y trabajadores de negocios sobre la avenida Gonzalitos, y temen que pudiera provocar una tragedia.
Las empleadas de un negocio denunciaron que todos los días son agredidas por un hombre en situación de calle, que se apoderó del edificio aledaño, que está abandonado hace meses.
A veces va y les avienta piedras de gran tamaño contra las ventanas, otras llega y golpea los automóviles. pero también las ha atacado directamente a pedradas.
Ellas trabajan en un negocio ubicado sobre la avenida Gonzalitos 2735, en la Colonia Mitras Norte, y al lado está un inmueble vacío que hace meses fue ocupado por varios hombres, los cuales huyeron ante la agresividad de su compañero.
El agresor casi mata a un hombre que pasaba por el lugar.
Han denunciado a la policía, pero el individuo huye corriendo entre los techos y ha sido difícil darle alcance.
Las empleadas temen que se repita la historia de Laura, quién fue asesinada por un indigente en la colonia Fidel Velázquez.
Mientras tanto ellas sufren la angustia de que al salir a la calle, el hombre esté escondido, esperando para atacarlas.
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