Con 200 casas dañadas, los habitantes de Huitzontla, Michoacán, afirman que ese lugar es el verdadero epicentro del sismo de 7.7 grados del 19 de septiembre.
"Comentábamos con otra autoridad que nos acompañaba a recorrer las casas y sacaban cuentas de la distancia y pues prácticamente estamos en el epicentro, por eso nos pegó tan fuerte", comentó a MILENIO Clemencia Verduzco, regidora municipal de Chinicuila, a dónde pertenece Huitzontla.
Sentada frente a las canchas fracturadas de esta comunidad encallada en la sierra entre Coalcomán y Aquila, la funcionaria levanta los reportes de casas afectadas. En recorridos ha comprobado que hay 81 casas con daños estructurales o colapsados, de las más de 200 que le han reportado.
Foto: Ariel Ojeda
"Aún no hemos visitado todas, pero hay daños en todas las rancherías", agregó.
Al paso del pueblo, es evidente el nivel de destrucción. Como la casa de Trinidad Verduzco que tuvo que sostenerse de una palmera para no caer mientras la losa del segundo piso de su casa se vino abajo.
Su esposo murió en julio de este año, y en su comunidad solo los hombres trabajan la tierra, mientras que las mujeres se dedican al hogar, por lo que no tiene recursos para levantar su casa de nuevo.
Foto: Ariel Ojeda
A 4 días del terremoto y con replicas a diario comienza a llegar la desesperación y cuenta en medio del llanto:
"El primer cuartito lo hizo mi marido, él ahora ya no está, él hacía teja, hacia adobe, todo sabía hacer… me siento muy mal, ojalá el gobierno pueda ayudarnos".
Algunos ya comienzan a hacer limpieza y se dan fuerza para levantar nuevamente su hogar.
Foto: Ariel Ojeda
"No haya uno qué hacer y realmente se asusta uno y por la familia pues, pero hay que echarle ganas y aquí andamos rescatando lo que podamos salvar y lo que no podemos pues hacerlo de nuevo", cuenta Javier Reina, mientras retira láminas que destruyeron su cocina.
Reconoce que está preocupado porque hace poco se arruinó la siembra con un huracán.
"Ora sí que con el temblor y un huracán nos quedamos ahora sí que, sin nada".
La comunidad confía en que lleguen apoyos del gobierno pues sin ellos, difícilmente podrán volverse a levantar.
"Yo quisiera pues una ayuda porque nosotros somos muy pobres y pues no tenemos con que construir", relata la señora María Guadalupe Ávila.
Con casi 70 años, ella y su esposo dicen que pronto se quedarán sin alimento, pues viven solo de lo que sembraban, pero por la edad ya no pueden trabajar.
Foto: Ariel Ojeda
"A mi esposo ya le duelen sus rodillas, casi no camina y ahora tendremos que comprar el maíz, está muy caro, cuesta 600 pesos el costal. Nosotros no tenemos tanto dinero".
Esta comunidad está encallada en la zona baja de la sierra entre Coalcomán y Aquila. Con los caminos dañados y continuos deslaves comienza a sufrir desabasto porque los proveedores se niegan a llegar hasta ahí.
ledz