Ayer se cumplieron 27 años de la mayor tragedia que sufrió el sector pesquero en Sinaloa y el dolor de 32 familias de trabajadores del mar que perdieron la vida al ser sorprendidos por el huracán Ismael sigue vigente.
Con una ceremonia luctuosa, una ofrenda floral arrojada al mar y una misa, fue honrada la memoria de los pescadores fallecidos, unos días antes del inicio de la temporada camaronera de altamar 2022-2023 que arranca a las 00:00 del 22 de septiembre.
La tragedia del 14 de septiembre de 1995 fue un parteaguas para el sector, el gobierno se vio obligado a mejorar el sistema de comunicación en la navegación aunque todavía en Sinaloa se carece de un refugio pesquero.
Fredy Eleazar Noriega, único sobreviviente de los ocho tripulantes de la embarcación “Michel Cárdenas” explicó que por el embate del huracán quedaron frente a Topolobampo y quedaron encerrados todos los tripulantes cuando el barco se hundió; él tenía 29 años en ese entonces, como pudo, salió y tuvo que nadar 24 horas para poder sobrevivir, mientras lo hacía miraba cuerpos sin vida esparcidos en el mar y en la orilla, algunos que no fallecieron en el agua, murieron infartados.
Aunque en cifras oficiales se reconoce 57 pescadores muertos por el fenómeno, trabajadores de mar afirman que fueron más de 100.
En 1995 era poca la comunicación con la Capitanía de Puerto, sólo dos avisos les daba a las embarcaciones; el día de la tragedia, a las 10:00 horas y a las 15:00 horas lo hizo.
“Desgraciadamente en ese lapso el ciclón ya estaba aquí arribita de Mazatlán para nosotros 2, 3 de la tarde el ciclón ya lo teníamos encima porque ya no había comunicación a las 10 de la mañana ya el ciclón nos iba correteando lo traíamos atrás”, recordó Noriega.
“Es una cosa muy horrible que no se la deseo a nadie” –recalcó Fredy Eleazar Noriega.
Entre los muertos buscaba una boya, porque él llevaba solo una muy pequeña, “pero no traían nada, los cuerpos flotando, al otro día que salí a la orilla imagínese ir viendo los cuerpos por toda la orilla y voltearlos a ver quién es, al último me alejé porque ya me dio miedo”, narró.
Fue tanto el esfuerzo en el mar que al salir por un momento perdió la noción del tiempo al momento de llegar a la orilla pues tuvo un espejismo donde vio casas, quería pedir agua, pero cuando se acercaba a ellas, se alejaban.
En la orilla, siguió compartiendo sus recuerdos, entre los cadáveres “encontré camaradas, amigos y los vi, te sueltas llorando, dándole gracias Dios, a la Virgen de Guadalupe –por estar vivo-, porque no puedes hacer otra cosa, sales y tientas tierra y a puro llorar aunque no quieras”.
“Salimos unos tres, cuatro pescadores y nos llevaron para Topo, todo el que iba saliendo iba llorando dándole gracias a Dios, todavía me quedé a buscar a mis compañeros del barco, a los 43 días encontraron el barco Michel Cárdenas y se los llevaron a incinerar.
“La gente en Topolobampo nos dio mucho apoyo ropa comida, y la misma empresa propietaria del barco”, narró el pescador.
A los 24 o 25 días después de la tragedia se volvió a embarcar, aunque admite que todavía le da miedo cuando escucha que un mal tiempo se viene acercando.
Tripulantes del barco “Geovani” vivieron otra tragedia, se volteó, estaban vivos, atrapados, fue uno de los casos que desató indignación, pues pedían que les ayudaran a voltear la embarcación para poder salir, sin embargo, a cargo del rescate estaba un oficial naval que tomó una decisión que, acusan, fue lo que provocó varias pérdidas de vidas, entre ellas, la de Sixto Cortés Aguilar.
Socorro, su hermana comentó que el navío salió de Mazatlán el 13 de septiembre a mar abierto, cuando les avisaron del fenómeno iban a Topolobampo, “allí fue donde ocurrió la tragedia, el barco de ellos se volteó todos quedaron adentro atrapados, mi hermano fue uno, era el maquinista, le decían a los marinos que no le abrieran al barco para poderlo voltear pero le abrieron, entonces el barco se hundió y ellos quedaron atrapados, allí fue cuando falleció”.
Algunos sí salieron algunos otros no, a mi hermano le tocó estar allí y a varios compañeros, tenía 55 años, era toda la tripulación.
“Mi cuñada me dice que él alcanzó a salvar a algunos, algunos en una tabla los amarró y alcanzaron a salir, mi hermano ya no pudo salir. Imagínese todavía pensamos que fue ayer, mis padres quedaron desechos, ahorita gracias a Dios ellos dos viven”, indico.
La familia del líder pesquero Ricardo Michel Luna, tuvo que velar a cuatro de sus miembros; dos hermanos, un hijo y su cuñado. Su hermano Abel era patrón del barco “Michel Cárdenas”, en la mañana se contactó con él, en la última comunicación informó que iba a la altura de Guasave.
“Yo estaba prácticamente llorando sabía lo que podía pasar, las últimas palabras que me dijo; hermano ya no te voy a poder contestar o me defiendo de este huracán o no lo aguantamos, necesito concentrarme en el timón, eran olas muy altas, hasta de 30 metros. Le dije hermano tírate para la orilla, vara el barco no importa sálvense ustedes”, dijo.
Como a las 5, 6 de la tarde algunos pescadores le dijeron que el huracán volteó el barco por o que se trasladó a Topolobampo, con las autoridades de Marina “había mucha gente que ellos podían haber rescatado, mucha gente anduvo en el agua bastante tiempo, la Marina no salió según ellos porque no tenían autorización para salir, los que más hicieron fueron los pescadores ribereños de Topolobampo, encontraban gente nadando, con salvavidas, unos con las boyas de recale abrazados…”.
Los mismos pescadores ayudaron a traer los cuerpos que aparecían por las olas, que los arrojaban a la Isla de Santa María hasta donde se trasladó Michel Luna, quien seguía buscando a su hijo y sus hermanos.
“Para que no se regresaran al mar, los amarraban, los subían a un helicóptero para trasladarlos a la funeraria de Los Mochis”, señaló.
Finalmente, entre los muertos encontró a su hermano y a su cuñado, para el día 16 todos los cuerpos estaban descompuestos. “Mi esposa estaba enterrando a su hermano y yo a mi hermano”.
La búsqueda continuó, la entonces titular de Semarnap, Julia Carabias apoyó con un barco de investigación se le instaló equipo de arrastre y se contrató un buzo, 42 días después encontraron el barco hundido con cinco cuerpos sin vida “de mi hermano Noé, mi hijo de 17 años, al que le decían el Gato, el ayudante Miguel y El Judicial”.
Los llevaron a Culiacán y se requirieron dos días para cremar a todos. La principal deficiencia en aquel tiempo era el sistema de comunicación, reconocen los pescadores.
Esa tragedia, fue un antes y un después afortunadamente ya hay buena comunicación aunque seguimos padeciendo de un refugio pesquero en Sinaloa, reconocen.
“El Suizo”, “Relámpago”, “El Chubasco” son algunas de las embarcaciones afectadas por el huracán Ismael.
Jaqueline Cisneros, tenìa 6 años cuando perdió a su padre, con voz entre cortada, durante la ceremonia luctuosa reconoció la lucha de las mujeres que tuvieron que hacerse cargo de sus hijos al quedar viudas y en enero de 1996 formaron la cooperativa “Unidas por el Mar”.
Así, se pasó lista de los 32 nombres de pescadores fallecidos, las autoridades acompañados de los familiares se trasladaron hacia el muelle para arrojar una ofrenda floral al mar.
Posteriormente, se ofició una misa al pie de la virgen de la puntilla considerada la protectora de los pescadores.
ledz