Han pasado 48 horas de que el vuelo AM2413 se accidentó en terrenos aledaños a la pista del aeropuerto de Durango, y los pasajeros aun no salen del asombro; para muchos, haber sobrevivido a la caída de un avión, con una antigüedad de 10 años, es un milagro.
Lorenzo Núñez, sus dos hijos y su esposa son cuatro de las 103 personas que viajaban en la aeronave Embraer 190 con matrícula XA-GAL, propiedad de Aeroméxico, que minutos después de realizar las primeras maniobras de despegue se derrumbó “por condiciones climatológicas adversas”, según las primeras declaraciones de las autoridades estatales.
Lo que sería un itinerario normal para el pasajero de Chicago se interrumpió con el sonido de una explosión, seguido de una ola de fuego que se esparció por la nave.
A pesar de que en esos momentos “pensé que moriríamos”, se sobrepuso, tomó a uno de sus hijos y lo lanzó por una ventana abierta; lo mismo hizo con el otro y su mujer.
“Estuvo muy, muy feo”, dijo Lorenzo. El avión “se incendió en cuestión de segundos, pensamos que nos íbamos a morir”.
Una vez a salvo, el hombre solicitó ayuda en un camino vecinal. Tras la evacuación del resto de los pasajeros, los que tenían lesiones menores, como la familia Núñez, permanecieron en el auditorio del Hospital 450 para recibir atención.
Otro de los pasajeros, Rómulo Campuzano, secretario general del PAN en Durango, narró que el avión sí levantó el vuelo por unos instantes, pero a pocos metros del suelo el alerón trasero sufrió el impacto de una corriente de aire.
Minutos después, dijo, se escuchó un estruendo. En uno de los rebotes cayeron las dos turbinas; otro golpe llevó a la aeronave, con capacidad para 100 personas, a unos 150 metros de la pista de aterrizaje.
Personal de la aerolínea inició la evacuación; Campuzano recordó que la primera indicación fue alejarse del fuselaje, porque en ese momento ambas alas se incendiaban.
El panista aseguró que el piloto notificó a los pasajeros que había condiciones críticas en ese momento y que debían mantener curva la espalda y colocar la cabeza sobre las rodillas.
Indicó que, a diferencia de las 22 personas que hasta ayer permanecían hospitalizadas, entre ellos el piloto, sufrió lesiones leves. Para Rómulo, las indicaciones de la tripulación fueron decisivas para evitar una catástrofe.
Además de la conmoción que viven tras el accidente, sobrevivientes como Jaqueline Flores, quien salió por su propio pie del avión, afirman que Aeroméxico no les ha dado asistencia, como declaró ayer el director general de la empresa, Andrés Conesa.
En entrevista con Azucena Uresti en MILENIO Televisión, detalló que la ayuda de los servicios médicos demoró 30 minutos y que personal de la aerolínea no responde a sus llamadas. “Estoy muy molesta”, se quejó.
La noche del pasado martes Conesa sostuvo que “la familia de Grupo Aeroméxico extiende su apoyo, pensamientos y oraciones a los afectados y sus familiares. Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para asistirlos a ellos y a sus consanguíneos”.
“Indicaciones de los pilotos evitaron una catástrofe”
HISTORIA/ACCIDENTE AÉREO EN DURANGO
Pasajeros consideran un milagro haber sobrevivido; otros dicen que Aeroméxico no les ha dado asistencia.
Durango /
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