La vida de las personas y el futuro de las empresas se está definiendo a partir de la cantidad de reacciones como “me gusta” o “likes” en las redes sociales, situación que pone en riesgo la salud y el bienestar.
Corinne Mazzoli, especialista en artes visuales por la Academia de Bellas Artes de Florencia, refirió que el problema de tomar decisiones a partir de la información de redes sociales es que nunca serán suficientes las acciones que se realicen.
Durante curso impartido en la Universidad Iberoamericana Puebla, Mazzoli destacó que las redes sociales están contribuyendo en la reproducción de estereotipos fuertemente arraigados en todo Occidente desde hace 30 años.
Al analizar los cánones dominantes presentes tanto en perfiles de TikTok como en tableros de Pinterest, la investigadora reflexionó en torno a la forma en que los tutoriales en internet moldean la mente y el cuerpo de las personas, particularmente de las mujeres.
Detalló que en otras redes sociales como Instagram, con 310 millones de seguidores, la modelo estadounidense Kim Kardashian es una de las personalidades más relevantes en la esfera de la moda, la vida de lujo y cultura fitness.
“En su último esfuerzo por conjugar estas tres aristas, la influencer recurrió a una dieta radical para bajar más de siete kilos y así poder usar un vestido de la mítica Marilyn Monroe en la más reciente Gala del Met”, apuntó.
Señaló que la cultura de internet permitió que personas sin alguna plataforma mediática tradicional se conviertan en figuras prometeicas del bienestar, la belleza y la opulencia, en muchos casos, poniendo en riesgo su salud.
“Como Kim y su hiperrealista figura, miles de personajes han contribuido a la configuración de una estética ideal del cuerpo que no conoce de raza o estatus social”, criticó Corinne Mazzoli.
La artista italiana que dedica parte de su carrera al análisis de la corporeidad y la feminidad, destacó que diferentes productos culturales cotidianos contribuyen a configurar un ideal que hombres y mujeres llegan a perseguir.
“Los tutoriales son una forma de autorrepresentación en línea que no está exenta de la reproducción de estereotipos fuertemente arraigados. Quieren que seamos perfectos como muñecas o famosos”, lamentó.
Ante el problema, la especialista propuso respuestas a la saturación de contenidos que configuran al cuerpo femenino ideal como esbelto, musculoso, atractivo y delicado, para dar espacio a la heterogeneidad, la autorrepresentación y la emancipación cultural.
En su oportunidad, Ameyalli Avendaño, estudiante de Literatura y Filosofía de la Ibero Puebla, explicó que se miró al espejo de forma distinta tras el confinamiento que se estableció por la pandemia de la covid-19 que comenzó en marzo de 2020.
“Al volver, volqué tres años de resistencia sobre mi cuerpo y la identifiqué al momento: ‘Yo sé que esto está pasando conmigo, que no soy la única y que lo tengo que decir. No puedo quedarme callada porque no podría vivir así conmigo misma’.”, explicó.
Explicó que excavó en el acervo fotográfico de su teléfono para encontrar retratos, videos y selfies y construir una cartografía de su propio cambio: la aceptación de que existen cuerpos hegemónicos que no deben ser la norma.
“El arte tiene la responsabilidad de hablar sobre las dolencias propias”, explicó la estudiante.
CHM