Las puertas del cementerio Jardines del Carmen se abrieron a temprana hora para que los visitantes pudieran realizar labores de limpieza en las lápidas, colocaran un adorno floral y entablar una conversación íntima con sus familiares difuntos.
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Marisol González, llegó con sus papás para visitar las tumbas de sus abuelos y tíos, y mientras realizaban las labores acostumbradas, mencionó que corrieron con mucha suerte porque la tumba de su familia no se afectó demasiado cuando hubo un asentamiento en el panteón.
“Gracias a dios la tumba no está afectada como otras. Aquí venimos a veces con mis primas pero hoy nos adelantamos, por lo regular en la flores son entre 700 y 800 pesos los que gastamos”.
Marisol está esperando a un bebé al que ya le eligieron nombre. Se llamará Jesús como su papá y Mateo porque a ella le gusta ese nombre. Comentó que se pasan un rato en el Jardines del Carmen y luego se movilizan al Panteón de Torreón a dejar flores a otros seres queridos.
En casa por lo regular, en memoria se les coloca un vaso de agua y una veladora.
Por su parte Azalea Ruiz mencionó que el acceso está abierto, el panteón tranquilo y ella acudió con su mamá y su hija para visitar la tumba de su papá y sus abuelos maternos.
“Aquí ya no podremos enterrar a nadie, lo permiten pero en las gavetas de adelante. La inversión es clara y nada más cambia el espacio donde vas a poner a tus familiares o seres queridos. La inversión está y te la están respetando, sólo que cambia el espacio donde los vas a dejar”.
Afuera del panteón hay otras familias que se reúnen pero para trabajar. Es el caso de Clarisa de la Cruz Durán quien llegó con sus dos pequeños hijos y su esposo para vender flores.
Originaria del Estado de México comentó que durante todo el año se dedican a vender flores. Esta vez afuera del cementerio, pero por lo regular lo hacen en en las calles y un crucero.
Para esta fecha la pareja invirtió alrededor de 15 mil pesos. Y aunque la venta de flores deja muy poquito, les permite vivir con dignidad.
“Buscamos diferentes lugares, tenemos otro puesto y otro lugar. Trabajamos en un crucero, ahí nos ponemos también. La flor la traemos del centro, pero ellos la traen de México. Los arreglos más baratos son de 40, a 80 la docena de gladiola, van de diferentes precios. Sí vienen porque a muchos les gustan las lilis y todo eso”, comentó.
Por su parte la señora Adela Sanz, llegó para limpiar la lápida donde reposa su madre desde el año 2007. Por lo regular ella acude al panteón el 10 de mayo, el día de los santos difuntos y en navidad.
“Dejé de venir nada más cuando tuvimos el problema de que no nos dejaban entrar el año pasado, pero fue la única vez. Luego murió papá, lo quisimos enterrar aquí porque tenemos varios espacios y ya no se pudo abrir; nos dijeron que ya no se podían abrir estas tumbas, no hubo reparación de daño, absolutamente nada”, concluyó.