La señora Josefina Ramírez y sus compadres estaban en la segunda fila de bancas en la parroquia “La Santa Cruz”, ella cargaba a su ahijada, mientras el sacerdote, Ángel Vargas, le ponía aceite en el pecho, parte de sacramento del bautismo, cuando de pronto se oyó un gran estruendo.
“Se oye un trueno y volteamos y vemos que se empieza a caer la losa y es cuando el padre nos grita que a correr y fue cuando nos tiramos todos”, en ese momento ella tomó en sus brazos a la niña, que está por cumplir tres años, y se tiró entre bancas, cuando la losa de la iglesia se vino abajo.
Como un milagro el techo que cayó inclinado, ahí donde estaban ellos, pues tenía un diseño muy particular, quizá eso tuvo que ver para que no no fueran aplastados por losa.
En ese momento su compadre decidió romper dos pequeñas ventanas, por ahí salió él, luego la señora Josefina y la niña, al último su comadre, que había recibido un fuerte golpe en la cabeza, por esa razón una vez que estuvo afuera desmayó.
Cuando lograron que la mamá de la bautizada recobrara la conciencia, Josefina y su compadre ayudaron a salir a varias personas. En la entrada de la iglesia había una mujer, que tenía los pies atorados entre el concreto, así que la señora, junto con otras, comenzó a jalarla hasta que la pusieron liberar.
Sin embargo 20 horas después a Josefina todavía le retumba en la cabeza, los gritos de un niño, que estaba bancas más atrás, que le daba su manita para que lo ayudara a salir, sin embargo no pudo, pues tenía que mover varias bancas y le dio miedo generar otro derrumbe.
“El me daba su manita, me gritaba que lo ayudara pero yo decía, si lo ayudo, están las bancas, si muevo podría pasar algo, pero me siento mal por no haberlo podido ayudar”, confesó.
Doña Josefina volvió a nacer, pues era su cumpleaños, por esa razón sus compadres decidieron que ese domingo primero de octubre, se celebrara la ceremonia, que compartieron con varias familias, por esa razón la iglesia estaba llena.
EAS