Desde su nacimiento, Enrique Montero Guzmán fue diagnosticado con secuelas de mielomeningocele a nivel L4, L5 (Lumbar), y en consecuencia no puede caminar, al menos que utilice un bastón Canadiense o aparatos ortopédicos que puedan soportar su peso, algo que tampoco ha conseguido.
A sus 21 años se enfrenta con el rechazo laboral con más de 50 solicitudes negadas, pese a tener la preparatoria terminada y estudiar psicología; la respuesta de los dueños de empresas o negocios siempre es la misma "me dicen que el trabajo es movido, que no hay para mí, que necesitan a una persona normal o que no me van a llamar".
A pesar de eso, Enrique sigue su recorrido, en las últimas semanas en su natal Tuxtepec, Oaxaca, ha entregado solicitudes de empleo, también pese a los obstáculos de una ciudad que no está preparada para darle cabida a personas con discapacidad: él va en su silla de ruedas zigzagueando entre postes de luz, teléfonos, puestos ambulantes, banquetas y calles en mal estado, con baches, socavones, puentes sin rampa de acceso, y muchas dificultades más.
"Las calles están pésimas, en las banquetas ni se diga, Morelos, 20 de noviembre e Independencia: de todas las esquinas una tiene rampa y está obstruida por un poste, algunos restaurantes tienen rampa, pero solo para sillas de uso diario, pero no de uso deportivo o semi deportivas como la mía y no caben, va la mitad de la silla o la llanta en el aire y tenemos que hacer circo, maroma y teatro para pasar", enfatizó Enrique.
Pero asegura que no se da por vencido pese a los múltiples rechazos que empiezan con la mirada desde que lo ven llegar con una silla de ruedas "en los cines hay escalones, yo sí me puedo subir, pero tienes que estar con la cabeza muy arriba, además entregué solicitudes en hoteles y otros negocios, porque quiero hacerme independiente".
Mientras encuentra un empleo formal, "Kike" vende pan en la universidad donde estudia y con eso ayuda a sus padres con sus propios gastos "un amigo que tiene una panadería me dio la oportunidad de vender pan, me hizo su distribuidor y obtengo una ganancia de 13 pesos por bolsa y cada paquete trae dos piezas, las vendo en mi universidad a mis compañeros, maestros y demás personal”.
Porque sus gastos son altos, “componer mis llantas y una cámara me costó 560 pesos", esto de su silla de ruedas.
Por ello es que Enrique se prepara todos los días para terminar su carrera en Psicología y así poder, un día, dar consultas "estudio todos los sábados, voy en cuarto semestre, modalidad mixta, de siete de la mañana a 4:30 de la tarde, y de ahí salgo a buscar empleo nuevamente, pero las respuestas no cambian y cuando mejor se justifican, me dicen que el espacio de sus negocios no es adecuado para mí condición, porque ni la ciudad está preparada para personas en silla de ruedas.
"Tengo un defecto en el tubo neural que provocó que desde niño los huesos de la columna vertebral no se formaran totalmente, y esto derivó que la médula espinal sobresalga de mi espalda, es por eso que no puedo caminar y todos me rechazan al buscar empleo", concluyó.
LG